En El Porvenir se quedaron sin él. Seis jóvenes y tres adultos, pescadores de este barrio de Cariaco, en el estado Sucre, fueron masacrados en noviembre en una de las matanzas que han marcado otro año sangriento en Venezuela. Como la de Barlovento en octubre, cuando un grupo de guardias nacionales detuvieron, torturaron, ejecutaron y enterraron a 12 jóvenes en una fosa común.
La violencia mata en Venezuela cada 18 minutos, según las estimaciones del prestigioso Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), que cada año airea las cifras aterradoras que el chavismo censura. Un nuevo récord trágico, 28.479 homicidios, que superan los 27.875 del año pasado.
Con una tasa de homicidios de 91,8 por cada 100.000 habitantes, el país sudamericano vuelve a ocupar la segunda plaza en tan sangriento ranking, superado por El Salvador y sus 103 homicidios por cada 100.000 habitantes. Los cálculos del OVV precisan que 18.230 casos son homicidios aceptados como tales, 5.821 son producto de la resistencia a la autoridad y los 4.968 restantes están en evaluación.
La tasa de muertes letales se sigue ensanchando entre Venezuela y Colombia (25,3 en 2015) y Brasil (25,1). El vecino sudamericano, en pleno proceso de paz, continúa disminuyendo, año a año, sus cifras violentas.
El parte de sucesos de un solo día desvela el estado de violencia nacional, en un país donde se han multiplicado los linchamientos y las ejecuciones extrajudiciales ante una sociedad, aterrorizada y harta de tanta muerte, que prefiere mirar hacia otro lado. En Caracas, en el barrio de El Valle, los familiares de Daniel Enrique Rodríguez acusan a la Policía Nacional Bolivariana de matar al joven de 18 años y disfrazarlo como si se tratara de un enfrentamiento.
El mismo cuerpo de seguridad señalado la semana pasada en otro caso que delata el nivel de impunidad, una de las claves de las olas de violencia, una tras otra, que sacuden el país: un comerciante preguntó a una pareja de agentes, que custodiaba la Terminal de Autobuses de La Bandera, por la dirección de una entidad bancaria. El hombre fue retenido y llevado a la fuerza a una comisaría. Allí fue golpeado, violado y le robaron los 150.000 bolívares obtenidos en su negocio, que pretendía depositar.
También esta semana el Comando Nacional Antiextorsión abatió a dos agentes implicados en un secuestro en Trujillo y la Fiscalía acusó a tres detectives de la policía científica por el asesinato de un trabajador en Amazonas.
Un año que será recordado por tres grandes matanzas y por las temidas OLP (Operaciones de Libertad del Pueblo), despliegues de la Guardia Nacional y de la Policía donde primero se dispara y luego se pregunta. Así lo confirman distintas ONGs, como Provea, que han denunciado hasta 850 ajusticiamientos.
Además de las dos que abren esta crónica, en Tumeremo murieron 28 mineros ilegales en una carnicería que dio la vuelta al mundo. «Estas masacres son una expresión conocida, pero los estimados nuestros en que en 2016 ocurrieron al menos 22 asesinatos múltiples en cada mes del calendario. Una cifra preocupante que muestra la expansión de la violencia en el país», concluye el informe del OVV.
Precisamente familiares de las víctimas de Cariaco protestaron con furia el pasado martes para exigir la detención de quien consideran culpable de la masacre, el alcalde chavista Ángel Ortiz. Los manifestantes incluso aseguran que los fiscales han dado orden de detener al primer edil, pero este se mantiene en libertad.
Más del 90% de los homicidios no son juzgados
El OVV apunta que la violencia desmedida está provocando desplazamientos, incluso fuera del país. También destacan cómo han surgido los crímenes por hambre y los linchamientos, entre uno y tres cada semana.
«La violencia está acabando con el futuro del país. Lamentablemente, la impunidad nos come día a día y por eso la violencia es usada como mecanismo para resolver conflictos», protestó el gobernador opositor Henrique Capriles. Los expertos destacan la impunidad (más del 90% de los homicidios no son juzgados) como una de las claves de la violencia superlativa que sufre el país desde la llegada de la revolución bolivariana. La corrupción y mala preparación de los cuerpos policiales, el crimen organizado y la proliferación de armas son otros factores clave.
Durante años, el chavismo ha acusado de la violencia al capitalismo, a los videojuegos, a Superman, a Spiderman, a las telenovelas de narcos y a las conspiraciones imperialistas. Nicolás Maduro ha insistido este miércoles, una vez más, en acusar a unas supuestas «mafias paramilitares de ultraderecha que atentan contra la patria. Las vamos a combatir».
Fuente: Elmundo.es