Hibraín Sosa es periodista y se dedica a la venta de celulares; Annya Pereyra estudió Diplomacia, pero es gerente de una empresa de tecnología; Elisa Duarte, graduada en Psicología, es presentadora de televisión. Ellos tres tienen algo en común: son profesionales de un área y trabajan otra, la historia de la que todos conocemos al menos un ejemplo.
La tendencia deja en evidencia cómo un título universitario no es completa garantía de buen empleo en un mercado laboral donde solo el 8% de la población ocupada es profesional o intelectual. El 62%, son trabajadores no calificados (20%), o de servicios (28%) y operarios y artesanos (14%), de acuerdo a la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) del Banco Central.
La última Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar-2015) alimentan esa idea de que la universidad no es sinónimo de empleabilidad: Las mujeres representan el 60.9% de las personas que terminan alguna carrera, y sin embargo, el 67.7% de los desempleados a nivel nacional corresponde a mujeres. Enhogar 2015 indica que por cada 100 hombres matriculados en una universidad, hay 170 mujeres; pero la población ocupada está superada por los hombres, en un 61.2%.
elCaribe consultó a 10 personas que ahora mismo no ejercen lo que sus años de estudios idealizaron. En ningún caso cambiaron de quehacer por vocación. Todos están en una de dos razones, o a veces las dos: se mudaron de oficio por los bajos salarios que ofrece su carrera, o se cansaron de entregar currículos en sus áreas y no ser empleados. De los 10 entrevistados, cinco son profesionales con máster realizados en universidades extranjeras.
El Banco Central ubica la tasa de desocupación abierta (mide quienes están en edad activa y buscan trabajo) en un 7.4%, de acuerdo a los datos de la ENCFT dados a conocer el pasado noviembre. Hablamos de un mercado que no ha logrado combinar la formación de los profesionales que salen de las academias con las necesidades del mercado laboral, explica el economista Pavel Isa Contreras. En palabras más francas, salen de las academias profesionales que la sociedad no está buscando. “Hay una demanda por fuerza de trabajo calificada que no crece a la velocidad deseable. Pero eso es en general, la demanda de la fuerza de trabajo en la economía dominicana, como en muchos países en desarrollo, no crece lo suficientemente prolongado”, analiza Isa Contreras.
El economista es muy insistente en que la estructura laboral afecta mucho más a la mano de obra no calificada (el 50.3% de la empleomanía nacional pertenece al sector informal) y aún con este panorama, Isa Contreras aclara que los estudios continúan siendo un pase más seguro al trabajo. “El desempleo afecta más a la población sin educación superior ¡Eso sin duda! Pero también afecta a la población con educación superior”, insiste.
Los entrevistados por elCaribe son jóvenes. Y aunque hay dos factores comunes (bajos salarios y falta de empleos en el área) que mueven a las personas a emplearse en otra cosa, afloran quejas insistentes a un sistema que no suele contratar cuando no hay un contacto amigo. “Si no perteneces a un partido o si no tienes una cuña en el área, es un tanto difícil entrar”, dice Annya Pereyra, una licenciada en Diplomacia con una especialidad en Relaciones Internacionales de la Escuela Diplomática de Madrid.
Históricamente el mundo diplomático ha sido relacionado en el país con la politiquería.
Daylina González, psicóloga general y coordinadora de gestión humana en una empresa de zonas francas, explica que las razones para no laborar en el área estudiada es muy variada e incluye, además, la vocación, nivel de empleabilidad, y el haber elegido una carrera no deseada.
Carlsandy Nina estudió Moda y trabaja en Publicidad. El licenciado en Informática Fernando Alonzo es taxista. Las historias se repiten. Por la memoria pasan los ejemplos.
Dos motivos para laborar en otras áreas de trabajo
“Me he topado con entrevistas en medios de comunicación en los que la oferta salarial es similar al de una secretaria y exigen competitividad, conocimientos, imparcialidad, horario difícil, maestría y experiencia. Solo me ha tocado reír y seguir”, así cuenta su experiencia Francyné Abreu, una licenciada en Comunicación Social, con especialidad en Periodismo Multimedia, que maneja las redes sociales.
Entre los 10 entrevistados, seis señalaron el salario como un motivo para indagar en otras áreas. Belkis Lara, encargada de reclutamiento y selección de una institución pública, confirma que cuando una persona se inserta en otro campo de estudio, suele seguir en éste. “En nuestro país, en su mayoría las publicaciones de trabajo tienen un requisito de dos o más años de experiencia. Entonces, el talento seguirá aplicando en área donde el mercado le ha permitido adquirir la experiencia, no en la carrera que haya estudiado”, analiza.
Fuente: elcaribe.com.do