El Día Nacional de la Juventud encuentra a ese sector desprotegido, sin oportunidades, con una alta tasa de desempleo y falta de políticas que contribuyan a su desarrollo, opinaron ayer jóvenes, religiosos y otros sectores.
Ángel María Acevedo fue el propulsor de que hoy se celebre el Día Nacional de la Juventud cuando en 1991 inició un proceso que primero motivó el decreto 361-92, y posteriormente la Ley 20-93 que lo instituyó.
Explicó al periódico Diario Libre que aunque la legislación ha contribuido a sacar a la juventud del anonimato social, los distintos gobiernos no la han respetado porque no cumplen con el mandato de darle protección y atención a los jóvenes que sólo utilizan cuando es tiempo de campaña electoral.
“Si se quiere resolver el problema de la delincuencia es por la juventud que se debe comenzar a trabajar, yo me junto con muchos jóvenes de los barrios y lo primero que me dicen e que quieren un trabajito”. Consideró que tampoco el sector privado está creando los mecanismos necesarios para el desarrollo de la juventud que bien pudiera hacerse por vía de las microempresas. El padre Fray Santiago Bautista explica que ahora los jóvenes tienen pocas oportunidades para superarse y que están pasando “las mil y una”.
“El joven es la persona que más necesidades tiene, necesita que muchas veces le satisfagan sus necesidades, que se invierta en el joven y yo aprovecho para hacer un llamado al Ministerio de la Juventud, que su trabajo no es solamente el 31 de enero, es el año entero. La joven Marién Paulino, entiende que desde el Gobierno hay pocas oportunidades para los jóvenes y, aunque reconoce que algunos reciben becas del Estado, entiende que eso no es suficiente.
Laura Holguín consideró que muchos compañeros delinquen porque no tienen alternativas y se ven obligados a hacer cosas que no quieren. En cambio, para Félix Agüero, el principal problema que afecta a los jóvenes es la ausencia de Cristo en su corazón.
