El programa de actualidad “La Gabbia” del canal italiano de televisión La 7 publicó este miércoles un reportaje que realizaron, tras una denuncia anónima, en clubes de prostitución dónde un sacerdote con hábito está con mujeres y declara que solo en esa noche, se gastó “entre 300 y 400 euros” (entre 200.000 y 270.000 pesos chilenos).
El periodista Silvio Schembri accede a dos locales nocturnos de la llanura padana, en el norte de Italia, con una cámara escondida bajo la ropa con la que graba las escenas.
El sacerdote habla con Schembri como si fuese un cliente más y le cuenta que, cuando accede a las zonas privadas con las mujeres, le hacen masajes que terminan en felación.
En un momento, en la conversación interviene una de las trabajadoras del primer night club que visita. El cura cuenta que visita páginas pornográficas y que en una noche estuvo con cinco mujeres durante una hora y media por la que pagó 500 euros (más de 330.000 pesos chilenos).
Hábito como protección
El religioso le comenta al periodista infiltrado que usa el hábito cuando sale de noche para imponer respeto: “Nadie se mete conmigo porque aquí te encuentras con gente casada y prometida. Si vienen a decirme algo, les digo que los conozco y que se lo voy a decir a su mujer. Yo luego me confieso“.
Mientras habla con otra de las mujeres que trabaja en el night club, bromea con Schembri diciéndole que la trabajadora le dijo que “le falta un cura en su experiencia de privados. Si quiere cometer un pecado, yo lo hago”.
Minutos después, el sacerdote abandona una de las piezas acompañado por la joven y confiesa ante la cámara escondida de “La Gabbia” que la vio “completamente desnuda”.
Otro club
La noche no termina ahí ya que el religioso se dirige a un segundo local de prostitución al que también acude el periodista acompañándolo.
“Aquí también parece sentirse como en casa“, expresa el comunicador cuando ve la actitud del cura al entrar al nuevo establecimiento.
“Vengo siempre porque hay mujeres muy bellas y es dónde menos dinero se gasta”, dice el padre mientras le explica cuáles son los precios por los diferentes servicios que ofrecen. “Ya estuve con aquella brasileña”, exclama el clérigo señalando a una de las jóvenes que bailaba en un escenario.
Al final del reportaje, el periodista le pregunta cuánto gastó en la noche y, el cura le responde que “entre ofertas y todo, unos 300 o 400 euros”.