Santo Domingo. Todo el que se levanta a trabajar debe entregarse todos los días a Dios en la República Dominicana, no sabes si regresarás a tu casa sano y salvo.
La sociedad está consternada por la muerte de la señora Delcy Miguelina Yaport, quien recibió un disparo accidental del ex raso de la Fuerza Aérea Dominicana, Franklin Padilla Núñez.
Pongamos las cosas en contexto, el señor Padilla, trató de arrebatarles la vida a dos atracadores que habían asaltado una mujer en una institución bancaria próxima a donde ocurrió la tragedia.
Sin proponérselo, Franklin Padilla pasó de un posible héroe a un villano que tendrá que afrontar la justicia que libera en menos de 48 horas a la mayoría de los atracadores que salen dispuestos a matar cada día.
La cantidad de versiones que salieron en las redes sociales y la prensa sobre lo que pasó fueron muchas, creando confusión en la gente, inicialmente se dijo que habrían sido los atracadores, también según relató el periódico 7 días, todo ocurrió porque Delcy había reclamado a los atracadores que se desplazaban en vía contraria. Toda esta información fue servida por testigos que sin tener conocimiento se aventuraron a decirlo a la prensa.
Delcy Miguelina Yaport pertenece al segmento de la población, prácticamente la totalidad, que no tiene seguridad ciudadana, que no anda en las calles custodiadas por una escolta militar, con vehículos blindados ni motocicletas que le abren paso, nos pasamos toda la vida quejándonos, pero seguimos en el mismo circulo vicioso, dando oportunidades al sistema corrupto que multiplicado la desigualdad, fomentando la corrupción, amparada en la impunidad. Entonces no nos quejemos de lo que pasa, actuemos, no permitamos que cada 4 años se nos venda en sueño que se van a resolver los mismos problemas de hace 50 años, agua, electricidad, educación, salud y seguridad. De nada ha servido la democracia, si al final la misma está secuestrada, donde no se respeta la voluntad popular y donde la estructura mafiosa nos engaña todos los días haciendo creer realidades que solo existen en sus discursos y en la prensa corrupta que recibe millones para callar, también para mentir.
Yapor Concepción resultó muerta a las 6:40 a.m. en el sector Evaristo Morales cuando se desplazaba en un minibús de color blanco marca Nissan, cerca de la Iglesia El Buen Pastor, donde se encontraba el diácono, Leandro Acosta, es su esposo. Al momento de su muerte, se destinaba a recoger a dos niños en el residencial Bélgica II, ubicado en esa misma calle.
Esta es otra familia más destruida por los efectos directos de la delincuencia, si no ocurre el acto, el ex raso no habría disparado.