El militar, político y estadista venezolano Carlos Soublette dijo en 1837 una frase que pasó a la historia de ese país y que hoy recobra significado: “Venezuela no se ha perdido ni se perderá nunca porque un ciudadano se burle del presidente. Venezuela se perderá cuando el presidente se burle de los ciudadanos”.
Tras cuatro años en el poder, al presidente Nicolás Maduro, el país se le hunde en una de las peores crisis económicas y sociales de su historia por cuenta de la improvisación.
El sucesor de Hugo Chávez, con su estilo tropical, ha sido incapaz de solucionar las necesidades más urgentes de los venezolanos, que hoy ven cómo el mandatario burla a las instituciones del Estado, a sus detractores políticos, a los poderes públicos, a la comunidad internacional y a un pueblo cansado de la escasez, la inflación y la violencia.
Con denuncias (ninguna comprobada) de complots internacionales, guerras económicas e invasiones extranjeras (además de una desesperada estrategia clientelista de asistencia social) Maduro ha logrado atornillarse en Miraflores.
No habría podido sólo (están en entredicho sus habilidades políticas y de gobierno). Lo sostienen las Fuerzas Armadas de Venezuela, hoy la entidad más poderosa del país.
Por eso, ese mensaje de apoyo “total” dos días antes del 19 de abril —día de la “mamá de todas las marchas” de la oposición y de la manifestación “roja rojita” del chavismo— confirmó que los militares son el verdadero poder detrás del trono.
“La Fuerza Armada Nacional Bolivariana preserva su unidad monolítica, granítica y ratifica su lealtad incondicional al señor presidente”, dijo el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, en un acto militar encabezado por Maduro en las afueras del palacio presidencial.
Padrino López describió a Maduro como un “presidente auténticamente chavista que la Fuerza Armada admira profundamente” y a ésta como “radicalmente antiimperialista y seguidora del líder socialista Hugo Chávez”.
Antes de morir el comandante se aseguró de que los militares respaldaran a su elegido, a través de beneficios de todo tipo. Sin embargo, fue Maduro al llegar a la Presidencia el que dio todo. Y todo quiere decir todo.
Empresarios de botas
Hoy los militares controlan la importación de alimentos, las fábricas de uniformes, tienen un canal de televisión, un banco, una ensambladora de vehículos y una constructora.
Este año lograron entrar a un negocio que siempre quisieron y que les fue esquivo con Chávez: minería y petróleo. El 10 de febrero sumaron un nuevo activo con la creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg).
Una especie de competencia o compañía alterna a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Los militares actualmente mantienen pozos petroleros y tienen el negocio de vender y distribuir productos de la industria minera, petroquímica, petrolera y gasífera. Todo fuera del control de las entidades vigilantes, pues así quedó acordado con el Ejecutivo.
Seis días después de asumir la presidencia, Maduro le dio un impulso al espíritu empresarial de los uniformados. Desde julio de 2013 hasta febrero de 2016, de acuerdo con el periódico El Nacional, el Ministerio de Defensa ha creado 11 empresas para el desarrollo económico de la Fuerza Armada. “Ocho de ese total las abrieron durante el primer año del anuncio de la Zona Económica Militar: Banco de la Fanb (Banfanb), Empresa Agropecuaria de la Fanb (Agrofanb), Empresa Militar de Transporte (Emiltra), Empresa Sistemas de Comunicaciones de la Fanb (Emcofanb), Televisión Digital de la Fanb (TVFanb), Fondo de Inversión Negro Primero (Fimnp), Constructora de la Fanb (Construfanb) y Agua Mineral Tiuna (empresa mixta dentro del complejo industrial del Fuerte Tiuna)”, dice el diario.
Los militares tienen aumentos de salario frecuentes, acceso a productos y beneficios sociales que pocos venezolanos reciben, en especial desde que comenzó la crisis económica.
Poder político
Pero su influencia va más allá: tienen en el gobierno a un militar activo y diez en retiro en 11 de los 32 ministerios.
“Chávez incorporó a los militares a la gestión de gobierno y la tendencia ha ido profundizándose con Maduro. Hoy tenemos más que un gobierno cívico-militar, un gobierno militar-cívico”, declaró a la AFP el analista Luis Vicente León.
La Fuerza Armada, de 165.000 efectivos y 25.000 en reserva, controla también a la Milicia Nacional Bolivariana, el cuerpo de civiles con entrenamiento militar creado como apoyo a la Fuerza Armada: 500.000 ciudadanos “cada uno con su fusil garantizado”. Aunque cuando Chávez propuso armar a los civiles, en 2002, muchos uniformados se opusieron, terminaron cediendo y dando entrenamiento militar. Hoy las voces disonantes se han ido apagando ante un escenario cada vez más complejo.
Para el analista Benigno Alarcón, al menguar su apoyo popular en medio de la crisis, el gobierno decidió conservar el poder “por la fuerza y compró la lealtad de los militares”.
Opinión que comparten otros analistas. “El gobierno mantiene mucha fortaleza, apoyado en los militares, en las instituciones del Estado que controla y en grupos paramilitares que atacan civiles”, indicó a la AFP la politóloga Francine Jácome.
De hecho, observadores locales señalan que fueron los militares los que hicieron que el Tribunal Supremo de Justicia echara para atrás el polémico decreto que le quitaba las funciones a la Asamblea Nacional y que desató la actual crisis, quizás la más grave.
Vladimir Padrino López habría logrado que la fiscal Luisa Ortega Díaz, chavista radical, declarara la “inconstitucionalidad de la medida” para salvar al gobierno de Maduro. Y también fue él quien en 2015 salió a reconocer los resultados electorales en los que la oposición se hizo con las mayorías en la Asamblea Nacional (AN). Sólo después de este gesto, Maduro salió a otorgar la victoria a sus contradictores.
Y es que Vladimir Padrino López es más que un ministro. Este militar mostró su lealtad a Chávez en abril de 2002, cuando lideró uno de los comandos que se rebelaron en contra del golpe de Estado que tumbó al fallecido presidente por 48 horas.
Fue escalando posiciones hasta que, por encargo de Chávez, se convirtió en el hombre de confianza de Maduro. Sebastiana Barráez, una periodista tachirense que ha cubierto la fuente militar por décadas, le dijo a la BBC que “en las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas” hay dos grupos de poder importantes: el de Maduro y Padrino, y el de Diosdado Cabello, diputado y exvicepresidente de Chávez”.
Padrino López es uno de los pocos militares que no ha sido acusado por la justicia de Estados Unidos por tráfico de drogas y lavado de dinero. Lo que eleva su imagen entre las tropas. Bajo su mando, Venezuela ha aumentado en 4 mil millones de dólares la compra de equipos y armas. Informes señalan que el gasto militar aumentó entre 2004 y 2006 en un 46,04 %.
De acuerdo con el exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roy Chadertos, informó que Venezuela es la primera potencia militar en la región “con poder de destrucción”.
¿Dónde están ahora?
Y es ese poderoso ejército el que hoy reprime las marchas. Desde hace tres semanas que comenzaron las movilizaciones convocadas por la oposición, los uniformados han intentado sofocar la protesta.
De acuerdo con cifras oficiales, son nueve las personas que han muerto en medio de las marchas. Y once las que cayeron en los saqueos del jueves en la noche. “Unas víctimas murieron electrocutadas” durante saqueos “y otras por heridas causadas con armas de fuego”, informó la Fiscalía en un comunicado.
Testigos acusan a los colectivos (grupos armado por el chavismo) de disparar contra los manifestantes. Estos hombres armados, antes llamados Círculos Bolivarianos, se convirtieron verdaderas empresas criminales sin ninguna lealtad hacia Maduro. Ver más en (Maduro se queda sin opciones)
El gobierno y la oposición se responsabilizan mutuamente del desbordamiento de la violencia en la ola de protestas. Según la ONG Foro Penal, además de los fallecidos, las protestas dejan una cifra récord de detenidos: cerca de 700 y decenas de heridos.
El presidente del Parlamento, Julio Borges, les pidió a los militares ser “leales” sólo a la Constitución. Algo que le costó una amenaza de proceso judicial por “liderar un llamado golpista”.
La oposición está decidida, a pesar de las amenazas y de la represión, a continuar con la protesta hasta que el gobierno acepte ir a elecciones. Algo complejo cuando las encuestas hablan del creciente rechazo al actual gobierno. Siete de cada diez venezolanos apoya un cambio de mando en el país.
Desde su propia elección en 2013 hasta las pasadas elecciones de diciembre 2015, para la Asamblea Nacional, Maduro demostró no tener las habilidades electorales de su “padre político”. En su haber está la derrota más grande en los 17 años de hegemonía chavista. Por eso esquiva las urnas.
Pero se le acaban las salidas y cada vez son más los llamados a solucionar la crisis consultando la voluntad popular. “Cuando el liderazgo político da la orden de disparar contra el propio pueblo eso es una señal muy fuerte de cobardía y de debilidad de ese liderazgo político de este régimen venezolano”, declaró Luis Almagro, secretario general de OEA.
¿Se equivocó Chávez de sucesor o como dijo Juan Manuel Santos, la Revolución Bolivariana fracasó?”. Para Almagro, la oposición y más voces locales y extranjeras, “la salida a las dictaduras son las elecciones”. Habrá que ver qué piensa la Fuerza Armada, que hace rato dejó los cuarteles en Venezuela para definir el destino político del país. Una burla a la voluntad popular, como Soublette describió hace más de un siglo.
AFP