Por Carmen Imbert Brugal

Es lunes y 24. Es abril y no el quebrado de Kadaré, aunque podría ser, por esa historia de interminable venganza que a la nada conlleva. Es 24, obligada la reseña, el recuento, porque la indiferencia y el desgano, conspiran contra la historia. Por eso el invento de redención y urgencia, el azuce que desconoce antecedentes de peligros y desdeña el riesgo que acompaña la conspiración artera y cobarde. Por eso la omisión de los hechos para reescribir, con renglones torcidos, sin presentir réplicas ominosas y sangrientas.



El 24 de abril del 1965 es referente, también olvido. El tuitero de esquina, el sedicioso que se esconde tras la trinchera del anonimato, se erige en héroe sin batalla. Provoca y espera, ajeno a las consecuencias, porque no sabe ni le importa saber. Cruza el parque Colón, con el chateo como adarga y desprecia al combatiente que susurra su proeza a las palomas y comparte la nostalgia de portaviones y ametralladoras, solidaridad y sueños, con las hojas dispersas del laurel.



24, y las generaciones se disputan el acotejo, el empeño para mantener la ficción. Año tras año, la arenga, sin aceptar preguntas, sin redactar respuestas. Prefieren difundir versiones personales de la epopeya. 52 años después y la discusión, cada vez más entre menos, pretende descartar pruebas documentales, archivos desclasificados.

Existe un abril sin aspavientos, sin la propalación de hazañas que jamás ocurrieron, consumo para cándidos que avalan los cómplices de la mentira. Abril contundente, vigía del ahora. Abril sin jaculatorias ni quimera. Con datos y prolegómenos indiscutibles. Ese abril fundacional que ocurre 4 años después del tiranicidio, con el antecedente de unas elecciones libérrimas y un resultado contundente. Abril que rechaza la asonada, deplora el golpe de estado y la perturbación de un triunvirato anómalo. Ese que produjo la sublevación de los militares. Un grupo propugnaba por el retorno de Juan Bosch y la vigencia de la Constitución del 1963, otro, pretendía el derrocamiento del Triunvirato y el retorno de Balaguer.

El cuartel constitucionalista encontró respaldo en la multitud que exigía en las calles de la capital, la vigencia de la Constitución. El 24, comenzó la revuelta, cambió identidad con el atropello de la intervención de EUA. La presencia de 42,000 soldados en territorio nacional convocó el patriotismo. Y hubo de todo, como siempre y en todas las épocas.

José A. Moreno en “El Pueblo en Armas”- Colección 50 Aniversario de la Gesta Patriótica. Academia Dominicana de la Historia- describe los participantes en el proceso. Detalla, sin temor a la descalificación ni a la injuria, actitudes propias cuando diferimos del criterio ajeno. Teólogo y sociólogo, presente en la zona rebelde, establece, en el Capítulo 9 de la obra, la Tipología de los Participantes: Idealista, acomplejado social, rebelde profesional, aprovechados, hijos de machepa. Son características que muchos bisbisean, empero, jamás se atreverían a admitir ni en los desvaríos de la senilidad.

“Al ayudar al país a romper violentamente con las estructuras del pasado-corrupción, opresión, abuso de poder y carencia de libertad – podían, simultáneamente, romper con la estructura de sus propios antecedentes personales. Al crear una nueva nación, también esperaban crear nuevas y diferentes imágenes de ellos mismos, además de querer probar que eran útiles a la sociedad. Por todas esas razones, emularon a los hombres del grupo idealista.” (op. cit, página 253) Moreno menciona el “tigueraje” que se sumó a la revolución. El caso de Traboux, delincuente conocido en San Miguel, ejecutado por su participación en el asesinato de Oscar Santana.

52 años después, pervive el abril que no le pueden robar a una generación. Indemne, a pesar de los inventos y arrebatos de gloria. El abril que se multiplicó en poesías y canciones. El de cadáveres, miedo, resistencia. Ese del azoro que todavía pregunta, cómo tantos muchachos entendieron la dimensión de la patria. ¿Cómo el fusil fue bandera y el sacrificio himno? ¿Cómo, si el terror apenas agonizaba y comenzaba el gorjeo de la democracia?