Una de las grandes contradicciones de la economía dominicana es el divorcio entre el comportamiento del PIB, que ha crecido sostenidamente, y el del salario real, que sufre un rezago crónico.
Con el salario, la buena noticia es que ha habido mejorías en los últimos tres años. Además, si se ratifica el aumento de un 20% en el salario mínimo no sectorizado, aprobado recientemente por el Comité Nacional de Salarios, tendrá un impacto positivo; pero toca esperar los datos.
Mientras tanto, el salario dominicano sigue siendo inferior al de hace 17 años y, no se prevé, cercano, ningún impulso tan potente que permita emerger de esta depresión.
¿A qué se debe? La explicación dependerá de a quién se le haga la pregunta.
El sector empleador hará hincapié en que la rigidez de las leyes laborales efectivas frena el crecimiento tanto del salario como del empleo; mientras los trabajadores destacarán que las empresas tienen margen para mejorar los salarios y una “mirada miope” que les impide apreciar con justicia las ventajas de una decisión de esta naturaleza.
Estas visiones son los lugares comunes del debate, pero hay otros datos a tomar en cuenta. Procuramos identificar algunas de las razones con más peso. Las citamos a continuación, en un orden que no está asociado a su nivel de importancia.
1.- El efecto de la crisis 2003
El rezagado del salario real es, en gran medida, consecuencia del descalabre económico y financiero que produjo la crisis desencadenada en 2003.
Ese año la inflación fue de 27.4% y, al año siguiente (2004) se disparó a un 51.5%. Esto empujó el ingreso de los asalariados a un hoyo del que todavía no ha podido emerger, pese a que ha experimentado crecimiento positivo en los últimos años.
Como se observa en la gráfica, todavía hoy, el poder adquisitivo de los dominicanos es menor en un 16.3% al que se tenía previo a la crisis.
2.- Alto índice de desempleo
En República Dominicana hay un amplio nivel de desempleo. Se trata de un problema de mucho arraigo, que sofoca los esfuerzos del gobierno, que ha impulsado la creación de cerca de 425 mil empleos en los últimos cinco años, según los números oficiales.
Esto motivó la reducción de la tasa de desocupación en casi dos puntos, al pasar de 15.1% en 2012 a 13.3% en la actualidad.
Los avances en este indicador han sido a pasos de tortuga. Catorce años después de la crisis apenas se ha conseguido posicionar el desempleo en los niveles del año 2000, cuando se situaba en 13.9%.
Aunque en términos relativos el indicador da señales de alivio, el panorama se percibe más preocupante cuando se repara en que en el país hay un ejército de 401,537 personas desocupadas, más que las que habían en el año 2000 (360,644).
De ellas, 166,126 tienen menos de 30 años, según datos del Observatorio Laboral Dominicano correspondientes a diciembre pasado.
Como sugieren las estadísticas, se trata de un mercado en el que la oferta de mano de obra es muy superior a la demanda,y esto frena el aumento de la competitividad del salario.
3.- RD compite con mano de obra barata
República Dominicana coquetea con la inversión extranjera exhibiendo distintos atributos: buena posición geográfica, “bajos” impuestos, mejorías en materia de seguridad jurídica… y mano de obra barata, que es una de las “cualidades” más ponderadas en su hoja de presentación.
Apostar a los bajos sueldos como arma de mercado en lugar de competir con más valor agregado es una camisa de fuerzas para el salario, sobre todo en el sector de las zonas francas.
Esto incide en que el país tenga uno de los salarios mínimos más bajos de la región, como se indica en la gráfica:
4.-Los sectores que más gente emplean no han crecido tanto
En un análisis reciente de la relación entre la variación del salario y la del PIB el economista Nassim Alemany planteaba que “el PIB crece en promedio 1.8 veces más que el salario”.
Esto se ocurre porque los sectores que generan más empleos no son, necesariamente, los que más crecen.
Alemany citó los ejemplos del sector financiero y el agropecuario y manufacturero. Entre 2007 y 2016 el primero había tenido un crecimiento anual sobre el 11% y aumentado el salario en un 9%, pero solo emplea al 2.4% de la población ocupada. El segundo, que emplea al 23% de la fuerza laboral, ha estado creciendo menos de un 6%.
En 2016, la minería fue el sector que más creció (26.5%), pero solo ocupa al 0.2% de la población. El segundo con mayor empuje fue el financiero (11%), que, como se ha precisado, genera únicamente el 2.4% de los puestos laborales.
Ese mismo año los renglones Otros Servicios, con el 28.3% de la población ocupada, y Comercio, con el 20.8%, crecieron mucho menos que los anteriores: 6.8% y 5.9%, respectivamente.
5.- Subempleo e informalidad
Joel Santos, actual presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo (Asonahores) y ex presidente de la Confederación Patronal de la República Dominicana (Copardom), considera que también la informalidad tiene un impacto negativo en el salario.
Basa su afirmación en el hecho de que más del 50% de la población ocupada labora en el mercado informal, con ingresos volátiles y ninguna protección social.
Piensa que se trata de una masa dispuesta a entrar a la formalidad incluso con los salarios actuales.
“Esa fuerza laboral, tan calificada como la que está en el sector formal, y que quiere empleos que les proporcionen más seguridad, ejerce una presión. Porque está dispuesta a trabajar por los salarios que hay”, explica.
A su entender, también es importante considerar las limitaciones educativas que tiene una buena proporción de la fuerza laboral dominicana y los costos laborales distintos al salario que asumen las empresas.
Citó los ejemplos de la cesantía y la posibilidad de ser demandadas, que a su entender, restringen la capacidad de las empresas para hacer aumentos.
Fuente: Argentarium.com