La abundante presencia de caracoles gigantes africanos, que miden entre 20 y 30 centímetros, en el norte de Perú tras las fuertes lluvias encendió las alarmas de las autoridades, que sugirieron a la población manipularlos con cuidado para evitar enfermedades.
Según el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), los efectos climáticos han incrementado en las últimas semanas la presencia del molusco en zonas como Piura y Tumbes (norte) y Junín, Chanchamayo y Satipo (centro).
Si bien el animal se alimenta de vegetales, también consume desperdicios que dejan los humanos, por lo que pueden transmitir enfermedades.
“Es un problema grande. Es una plaga invasora, una plaga muy importante que se encuentra en cualquier lugar, comiendo desechos”, dijo Moisés Pacheco, director de Sanidad Vegetal del Senasa, en un video difundido por el Ministerio de Agricultura.
Los caracoles, dice el ministerio, son parte de una plaga sigilosa que amenaza los cultivos y pone en riesgo la salud de la población. Tocarlos con las manos descubiertas puede transmitir alguna infección estomacal en el humano. Esta especie no es comestible.
El caracol gigante africano ha encontrado un espacio de supervivencia en la selva central de Perú. Es de mayor tamaño que el local y puede llegar a medir unos 20 centímetros. Es considerado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas en el mundo.
Senasa realiza campañas de capacitación y erradicación de la plaga, con ayuda de los agricultores. Con el uso de guantes, los campesinos los recolectan desde la tierra y plantas y los sumergen en depósitos de agua con sal para su eliminación. Luego utilizan los restos como abono natural.
AFP