Cuba advirtió este lunes a Donald Trump que no negociará «bajo presión o amenaza» y que su nueva política de restricciones al comercio y los viajes con la isla dañará la relación de Estados Unidos con América Latina.

«Como establece la Constitución de la República de Cuba, jamás negociaremos bajo presión o amenaza», dijo este lunes en conferencia de prensa en Viena el canciller cubano, Bruno Rodríguez, subrayando que su país tampoco «realizará concesiones inherentes a su soberanía e independencia».



Trump dejó sin efecto algunos aspectos del histórico acercamiento anunciado a finales de 2014, que llevó a Washington y La Habana a reanudar sus nexos diplomáticos en 2015, tras medio siglo de ruptura. El mandatario estadounidense anunció el viernes en un teatro de Miami, rodeado de anticastristas el endurecimiento del embargo, vigente desde 1962, la limitación de los viajes y la prohibición de los negocios con empresas cubanas administradas por militares.



«No será una directiva presidencial de los Estados Unidos la que pueda torcer el rumbo soberano de Cuba, como no pudieron hacerlo mas de 50 años(…) ¿Con que podrían amenazarnos hoy que no hayan hecho ya antes y fracasado?», añadió Rodríguez, quien calificó de «grotesco espectáculo» el escenario en que Trump delineó su nueva política hacia la isla.

Subrayó, las medidas «afectarán las relaciones del gobierno de Estados Unidos con América Latina y el Caribe y dañarán gravemente la credibilidad de su política exterior».

Además de Venezuela, principal socio comercial y aliado de Cuba, los gobiernos de Nicaragua y Bolivia condenaron la nueva arremetida de Trump contra la isla.

– Medidas » insostenibles» –

Rodríguez, quien se encuentra en Viena en visita de trabajo, en el marco de una gira por Europa, destacó que las medidas de Trump «son absolutamente insostenibles», porque «en la época en la que estamos viviendo, el bloqueo es una pieza de la Guerra Fría».

«No hay dudas que la historia, la época obligará a un gobierno de los Estados Unidos a levantar el bloqueo y a normalizar las relaciones con Cuba, y nosotros tendremos toda la paciencia, la resistencia, la decisión  (…) para esperar a que ese momento llegue», expresó.

No obstante, destacó que el cambio de política provocará «daños y sufrimientos» al pueblo cubano, «daños económicos» a las empresas estatales y sobre todo al sector privado que florece al amparo de la cauta reforma económica.

Asimismo, dijo, «restringirán las libertades de los ciudadanos estadounidenses», y reducirán las oportunidades de participación de sus empresas en la economía cubana.

«Cuba rechaza enérgicamente las nuevas medidas que endurecen el bloqueo (embargo)», pero mantiene la «voluntad» de «continuar el diálogo respetuoso y de negociar los asuntos bilaterales pendientes» con Estados Unidos, dijo Rodríguez.

Sobre los fugitivos de la justicia norteamericana, el canciller  dijo que «Cuba ha concedido asilo político o refugio a luchadores por los derechos civiles de los Estados Unidos», y adelantó que estas «personas no serán retornadas a los Estados Unidos, que carece de base legal, política y moral para reclamarlos».

Pero, añadió, que 12 ciudadanos norteamericanos que cometieron delitos en Cuba y fueron sancionados a prisión, han sido retornados a Estados Unidos «por decisión unilateral y en acto de buena voluntad, del Gobierno cubano».

Rodríguez destacó que durante toda su campaña electoral, Trump dijo que «apoyaba el cambio de política hacia Cuba, pero que él buscaría un mejor arreglo, un mejor trato con nuestro país».

«Un mejor trato significaría levantar el bloqueo, devolver el territorio de la base naval de Guantánamo, aceptar el concepto de compensaciones mutuas que beneficiarían mucho a los propietarios estadounidenses certificados por las nacionalizaciones de la década del 60», dijo.