Por la periodista Cándida Figuereo
Espanta la continuidad del crecimiento de la cizaña a la par con el trigo sin cambios en el transcurso del tiempo en que Cristo lo vivió en carne propia y, hasta nuestros días, se intenta reivindicar respecto a lo bueno y lo malo en este efímero compartir sobre una balanza que se mantiene impertérrita.
Inclinar la balanza hacia lo bueno debe ser lo ideal. Positivo versus negativo, pero el balanceo es inestable y pareciera que todo se va a derrumbar, pero no será así. Se precisa apostar por un mundo mejor pese a que la cizaña y el trigo compartan espacio.
No hay que dejarse torcer por nada ni por nadie. Valore siempre lo positivo y obvie todo lo contrario. Juntos, pero no revueltos.
Los hijos son, en gran medida, parecidos a sus progenitores. Todos quieren buenos hijos y esto conlleva inculcar buenos valores, dar seguimiento y velar por el referente de los amigos.
Cada país es tan bueno como lo deseen sus ciudadanos. Es preciso dar ejemplo de buena costumbre, responsabilidad y amor patrio. No dejes que la cizaña arrope el trigo. No olvides que se puede estar juntos, pero no reburujados.