El presidente estadounidense Donald Trump prometió este jueves una respuesta «bastante dura» a Corea del Norte, tras su disparo de un misil balístico intercontinental, un día después de que Washington y París pidieran nuevas sanciones contra Pyongyang.

«Llamo a todas las naciones a afrontar esta amenaza global y a demostrar públicamente a Corea del Norte que hay consecuencias a su muy, muy mal comportamiento», declaró Trump durante una visita a Varsovia.



Washington se plantea tomar medidas «bastante duras», añadió, precisando que eso no significa que se lleven a cabo.



La víspera, Estados Unidos, respaldado por Francia, mostró en la ONU su intención de proponer nuevas sanciones contra Corea del Norte, después de que Pyongyang lanzara con éxito un misil balístico intercontinental (ICBM), pero este miércoles Rusia ya advirtió que se opondrá.

El Consejo de Seguridad organizó el miércoles una reunión de emergencia a pedido de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.

El lanzamiento de un ICBM por parte de Corea del Norte, que según expertos puede alcanzar Alaska, «es una clara y nítida escalada militar», aseguró la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, durante la reunión.

«En los próximos días presentaremos ante el Consejo de Seguridad una resolución que aumenta la respuesta internacional de forma proporcional a la nueva escalada de Corea del Norte», señaló.

«Estados Unidos está preparado para utilizar todos sus medios», incluido los militares, para defenderse, declaró Haley, aunque dijo «preferir evitar avanzar hacia esa dirección».

Haley aseguró haber hablado este miércoles con el mandatario Donald Trump sobre la posibilidad de establecer restricciones comerciales a aquellos países que siguen teniendo lazos con Pyongyang.

– China y Rusia se oponen –

En los meses iniciales de su mandato, Trump apostó por convencer a China de que controlara los arrebatos nucleares de su aliado norcoreano, pero el paso del tiempo lo convenció de que Pekín no obraría en ese sentido.

En una última señal de su creciente fricción con el gigante asiático, Trump afirmó este miércoles en Twitter que China estaba minando los esfuerzos de Estados Unidos y había aumentado su comercio con Pyongyang.

Según Frank Aum, exasesor sobre Corea del Norte del Departamento de Defensa, aumentar las sanciones es la única opción realista para Estados Unidos.

«No creo que en la administración Trump se planteen ninguna otra opción. Ya no creen realmente en las negociaciones y piensan que deben aumentar la presión, sobre todo en materia financiera».

Estados Unidos logró sumar a Francia a su idea de reforzar las sanciones contra Corea del Norte, pero Rusia y China se oponen.

Durante una visita a Moscú, el presidente chino Xi Jinping dijo el martes que ambos países eran partidarios de una «doble moratoria»: Pyongyang se comprometería a cesar sus ensayos nucleares y Washington a renunciar a nuevas maniobras militares conjuntas con su aliado surcoreano.

«Todos debemos reconocer que las sanciones no resolverán el problema», dijo el miércoles el embajador adjunto ruso ante la ONU, Vladimir Safronkov, y advirtió que una opción militar era «inadmisible».

El embajador chino, Liu Jieyi, dijo a su vez este miércoles que la respuesta militar a la crisis «no debe ser una opción».

– ‘Línea roja’ –

Al comienzo de su mandato Trump había desestimado la idea de que Corea del Norte pudiera lanzar con éxito un ICBM.

Pero expertos independientes estadounidenses afirmaron el martes que Pyongyang puede llegar a estar en condiciones de alcanzar Alaska e incluso el territorio continental de Estados Unidos.

El Consejo de Seguridad adoptó el año pasado dos resoluciones para aumentar la presión sobre Corea del Norte e impedir que su líder Kim Jong-Un tuviese acceso al dinero necesario para financiar sus programas militares.

Estas resoluciones apuntaron directamente a las exportaciones de carbón norcoreano, fuente importante de ingresos para el régimen.

En total, la ONU ha impuesto seis paquetes de sanciones contra Corea del Norte desde su primer ensayo atómico en 2006.

El nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-In, calificó a su vez de «grave provocación» la acción de su vecino y se mostró partidario de «reaccionar con algo más que una mera declaración».

Moon, que defiende una política de sanciones hacia Corea del Norte combinada con esfuerzos para que regrese a la mesa de negociaciones, advirtió a Pyongyang que hay una «línea roja» a no franquear.

En una reunión con la canciller alemana Angela Merkel antes de la cumbre del G20 en Hamburgo, Moon dijo que «la velocidad» con que avanzan los programas nuclear y balístico de Corea del Norte era «un problema mayor».

Pyongyang, que ya ha llevado a cabo cinco pruebas nucelares y dispone de un pequeño arsenal de bombas atómicas, sostiene que su nuevo misil puede transportar «una gran cabeza nuclear».

En respuesta al misil balístico intercontinental probado la víspera por Pyongyang, Washington y Corea del Sur dispararon este miércoles misiles que simularon un ataque de precisión contra la dirigencia norcoreana.