Tres camareras robot de una elegante pizzería en Multán, una ciudad conservadora en el centro de Pakistán más conocida por sus tumbas sufíes que por su vida nocturna, hacen furor entre sus clientes.
«Es un nuevo tipo de servicio, es moderno», explica un cliente, Hamid Bashir, viendo llegar a uno de estos autómatas, un robot blanco con pequeñas pantallas en los ojos y un vistoso fular en el cuello. «Vemos esto bien, es divertido para los niños», añade.
Las camareras fueron pensadas por el propietario de Pizza.com, Osama Jafari, un joven ingeniero, que asegura que estos humanoides han atraído a muchos clientes al restaurante.
Jafari, que estudió en la National University of Science and Technology, una conocida universidad de Islamabad, explica que tras descubrir los vídeos de camareros robot en China se lanzó a construir un prototipo con el apoyo de sus padres.
«La reacción fue increíble. A la gente le encanta», señala.
Asegura que fabricó y compró todos los componentes locales por un coste de 600.000 rupias (unos 5.500 dólares).
Jafari ya está preparando una nueva generación de robots, más interactivos para que puedan contestar a las preguntas de los clientes, y espera poder llevarlos a otro restaurante de la familia, un poco más al sur, en Hyderabad.