El FBI anunció el último viernes que finalmente encontró a Donald Eugene Webb, un hombre al que buscó por más de 37 años y que hasta la semana pasada había evadido a la policía federal estadounidense, aunque esa es la parte buena de la noticia.



La mala, es que sólo hallaron el cuerpo de Webb, pues murió en 1999 y su cadáver fue enterrado en el patio de su vivienda, emplazada en los alrededores de Boston, en el estado de Massachusetts, consigna el Washington Post.

Webb evadió al FBI y a la autoridades estadounidenses en general, ocultándose en una habitación secreta que hay en su casa, la cual correspondía a una construcción realizada posterior a la edificación de la vivienda y hecha de forma ilegal.



Al interior de un closet de la casa, había una puerta escondida y en su interior un pequeño cuarto, en donde se encontró un bastón que fue utilizado por el fugitivo. En ese lugar, se ocultó durante años el fugitivo.

Webb integró por más de 25 años la lista de los “10 más buscados” por el FBI, tras ser acusado del asesinato de Gregory B. Adams, jefe de la policía de Saxonburg, una localidad de Pensilvania.

El acusado era un conocido ladrón de joyas y tenía vínculos con grupos de la mafia en la costa este de Estados Unidos, por lo que fue ampliamente buscado por el FBI, que llegó a ofrecer 100 mil dólares por su captura.

El periódico Boston Globe señaló que la viuda del fugitivo, Lilian Webb, actual dueña de la propiedad donde se ocultó su difunto marido, logró un acuerdo con las autoridades estatales por su cooperación con el caso en los últimos años, por lo que no se le imputará ningún cargo.

Esta situación generó la molestia de la viuda de Adams, Mary Ann Jones, quien indicó que le parecía insólito, que no Lilian Webb no tenga que enfrentar a la justicia.

“Cooperó y conspiró con un hombre buscado por matar (…) En serio, enterró el cuerpo en su jardín. Esto es demasiado increíble”, indicó Jones.

Por su parte, la policía de Saxonburg indicó que con el hallazgo de Webb se cerraba una de las dudas más grande de la historia policial, pero que “el dolor continuaba” al no haber justicia.