Hubo un momento en que sus vidas cambió. Tras años de modestia, lejos de los lujos y el dinero, un romance, después un casamiento y en ocasiones un divorcio, las transportó sin escalas a los excesos, a la opulencia. Mujeres casadas con hombres mayores, relaciones efímeras y juicios multimillonarios.


Anna Nicole Smith (James Howard Marshall)

La vida de Anna Nicole Smith fue un torbellino. Tenía 24 años, aún no era conocida, mientras lucía su figura escultural entre los caños y los hombres adinerados. En una de sus presentaciones, en un club nocturno en Houston, conoció a James Howard Marshall, un magnate de la industria petrolera. Había un problema: Smith estaba casada.

En realidad, no lo fue tanto. Se separó en 1993 y al año siguiente se casó con el multimillonario que ya pisaba los 90 años. En el medio, la rubia ya había cosechado fama. Había sido tapa de Playboy y elegida Playmate del año. La relación, como era de prever, no duró demasiado. El 4 de agosto de 1995, Marshall murió. Detrás de sí, dejó una riqueza inmensa: 1.6 mil millones de dólares, de los cuales Smith creía que le correspondían al menos 800 millones.

La batalla legal se estiró hasta los 16 años y la playmate no llegó a gozar de todo lo que -creía- merecía de la herencia, pero se quedó con 474 millones. A los 39 años, después de llevar adelante una carrera intermitente entre la actuación, la producción de fotos y la cara de suplementos para pérdida de peso, murió producto de una sobredosis. Su hija Dannielyn era, entonces, la máxima heredera, pero la niña solo tenía cinco meses. Por ello, Larry Birkhead, demostrado padre biológico después de un examen de ADN, usufructúa el dinero hasta la mayoría de edad.

Oksana Grigorieva (Mel Gibson)

Cantante y compositora rusa, aunque más conocida por su condición confesa de cazafortunas. Su primer objetivo fue el actor británico Timothy Dalton; el siguiente, Mel Gibson. Fruto de su relación, nació su hija Lucia. Llegó el casamiento y poco tiempo después, en un abrir y cerrar de ojos, el divorcio.

El redituable divorcio. Aunque pudo serlo más para Oksana Grigorieva. Gibson intentó desatenderse del juicio y le ofreció 15 millones de dólares. No conforme con la cuantiosa suma, la artista rusa decidió llevarlo a la corte. Cuando el juez revisó el caso, resolvió que la mujer recibiría 750.000 dólares y una casa en la que vivir hasta que la hija cumpliera los 18. No obstante, Oksana reclama una manutención mensual de 100.000 dólares.

Rachel Hunter (Rod Stewart)

Rod Stewart ya venía de un divorcio traumático y no estaba dispuesto a atravesar la misma situación. Por eso, antes de casarse con Rachel Hunter, modelo y actriz neozelandesa, y 25 años menor, firmó un acuerdo prenupcial. El vínculo, sin embargo, fue extenso: 16 años en los que, en medio, nacieron sus dos hijos, Renee y Liam.

Todo cambió en 2006. El amor se terminó. Stewart, entonces, recordó el acuerdo prenupcial que habían firmado. Pensó que estaba a salvo, pero se equivocó. El divorcio fue a juicio y el juicio repercutió en pérdidas colosales: 65 millones de dólares que -aseguran- hubiera sido mucho más de no haber contemplado la repartición de bienes previa.

Crystal Harris (Hugh Hefner)

Rubia y voluptuosa. Su figura responde, encaja a la perfección en el estereotipo que supo crear Playboy. De hecho, fue portada de la revista en diciembre de 2009; tres años antes de casarse, el 31 de diciembre de 2012, con Hugh Hefner, el dueño del imperio, 60 años mayor que ella.

Crystal Harris y Hefner estuvieron comprometidos durante casi medio año hasta que ella abandonó la mansión Playboy. Le habían ofrecido medio millón de dólares para protagonizar su propio reality show. La decisión indignó a Hefner, al punto de hacer tambalear el casamiento. Harris, entonces, revió su postura: rompió el contrato y regresó a su «hogar». Pese a que la modelo disfruta de una vida plagada de lujo y frivolidad, los abogados del magnate ya se aseguraron de que, ante un potencial divorcio, no le corresponda ni una parte de la fortuna.

Tracey Edmonds (Babyface, Eddie Murphy, y Deion Sanders)

Tracey Edmonds tiene un largo historial en lo que relaciones con estrellas del espectáculo y del deporte refiere. Primero un casamiento de 15 años con el cantante pop Babyface. Luego, se casó con el actor Eddie Muyphy y el vínculo se esfumó casi sin comenzar. A los 14 días ya estaban separados. Por último, tuvo un amorío con el jugador de fútbol americano Deion Sanders, su actual socio.

Edmonds hoy es una empresaria de los medios tan consolidada que pocos en el mundo artístico le recuerdan su historial amoroso. No responde a la etiqueta de «cazafortuna». Sin embargo, su carrera -hoy tan exitosa- se abrió como un abanico a partir de los beneficios económicos que obtuvo de sus parejas y le permitieron financiar sus primeras películas y programas de televisión.

Arlene Silver (Dick Van Dyke)

Como maquilladora de cine, Alrene Silver conoció numerosas estrellas de Hollywood. No fue hasta que se topó con Dick Van Dyke (91) que su vida viró. «Cuando estábamos trabajando juntos en una película, haciendo una sesión nocturna, él se reía como siempre, pero era la forma en que estaba tan feliz que, por un momento, pensé: «¡Esperá un minuto!». Me sentí un poco diferente», dijo sobre el instante en que se dio cuenta del amor.

Si bien Van Dyke fue una estrella en otra época, cuando los ingresos eran menores a los de hoy, logró amasar una fortuna cercana a los 30 millones de dólares. Silver dice que se divierte mucho con él, que es «inmaduro pero en el buen sentido», aunque los 46 años que separan a uno del otro la llevó a recibir el mote de «cazafortunas» cuando se casaron en 2012.

Heather Mills (Paul McCartney)

La modelo Heather Mills y Paul McCartney se conocieron en un evento solidario en Inglaterra en 1999. Poco tiempo después del año más trágico de la vida del músico, 1998, cuando su esposa -un matrimonio de más de 30 años- murió después de una larga batalla contra el cáncer. McCartney y Mills, 26 años menor, se enamoraron y se casaron en 2002.

Por entonces, Mills dirigía una modesta agencia de modelaje. Su casamiento disparó el interés por sus modelos y también gozó de la fortuna de su marido durante seis años, cuando el divorcio fue inevitable. El escándalo se desató. Mills lo demandó por 250 millones de dólares por abuso físico y emocional. Su propia manager la trató de oportunista. Mc Cartney, tiempo después, dijo: «Mi matrimonio con Mills fue un error». Al final, la exmodelo se quedó con 50 millones de dólares.

Fuente: infobae.com