Ella lo ayudó con el crédito para comprarse una casa. La casa donde él viviría después de separarse de su ex. Hasta ahí, nada raro. Salvo por un detalle: ella es su ex. La anécdota la cuenta un reconocido psicólogo de parejas. Por su consultorio pasan muchos pacientes que ya no piden ayuda para salvar su matrimonio. Lo que quieren es intentar tener una separación amigable, lejos de las discusiones, los reproches y las peleas por ver quién se queda con qué.
Una de las primeras celebrities en plantear el tema de las “separaciones o desparejamientos conscientes” fue Gwyneth Paltrow, que se divorció en 2014 del cantante de Coldplay, Chris Martin, de un modo friendly. Fiel a su estilo, lo anunció en su Instagram con una foto en sepia de la pareja.
“Ha aumentado la preocupación por separarse constructivamente. La mayor conciencia de lo perjudicial del divorcio destructivo hace que muchos recurran a la terapia para ser acompañados en el proceso de separación”, sostiene la psicóloga Irene Loyácono.
¿Qué implica una separación constructiva? “En primer lugar, reconocer mutuamente las diferencias, respetar los criterios, negociar las discrepancias. El espacio terapéutico muchas veces brinda un ámbito contenedor para mejorar la comunicación, suavizar las emociones, desarmar malos entendidos, facilitar la expresión de los intereses propios y la comprensión de los intereses del otro lo que permite llegar a mejores acuerdos”, asegura Loyácono.
Hace poco, un periodista confesó que recurrió a la terapia para separarse de la manera “más amorosa posible” . “El terapeuta te dice «de acá, ustedes o se van juntos de nuevo y renuevan el amor, o se separan para siempre. Pero se separan de una forma amorosa». El terapeuta te ayuda a separarte sin conflictos”, contó Lucas Bertero acerca de su experiencia terapéutica.
¿Pero qué hace falta para separarse bien sin recurrir a un espacio de terapia? Porque por más que ambos se lo propongan, muchas veces las peleas y los reproches ganan terreno en medio del proceso, que además suele ser más largo de lo deseado. “Antes que nada, es fundamental que ambos reconozcan que el amor se acabó y que ya no es posible una relación de pareja -sostiene Loyácono-. Pero para llegar a eso, antes tuvo que existir entre ellos un amor «maduro», que consiste en reconocer al otro como otro y no como una posesión mía. Es un otro individual, un otro autónomo con quien me relacioné y tendré que seguir haciéndolo si hay hijos”.
Algo similar plantea la psicoterapia zen, que sostiene que la dificultad de las personas de separarse tiene su origen en el apego. “Hemos sido entrenados en el apego, en la posesión. Cuando entiendo que ese otro no me pertenece ni me perteneció nunca, es posible separarse sin conflictos -dice el psiquiatra Jorge Rovner, director del centro de terapia Zen-. El desapego implica ser autónomos, liberarnos del miedo a la pérdida de esa persona”.
Lo que suele pasar es que, muchas veces, para uno la relación está terminada y para el otro, no. Por eso, la clave para un divorcio sin conflictos es que el diagnóstico y los tiempos de ambos coincidan. Sin embargo, es muy difícil de lograr. “Uno comienza a percibir que la relación está terminada y el otro tarda más tiempo en darse cuenta -sostiene Sebastián Girona, psicólogo, autor del libro “¡No te aguanto más!” y columnista de programas radiales-. Es importante que ambos coincidan en la mirada y el diagnóstico que tienen sobre la relación. Esto muchas veces resulta dificultoso porque en general, las personas tienen tiempos diferentes para procesar lo que ocurre en el vínculo”.
En la publicación realizada por Eldiariony.com Girona también afirma que así como hay un estilo de pareja, ese estilo suele trasladarse a su disolución: “Seguramente la separación va a ser muy similar al estilo que tenían para afrontar los conflictos cuando estaban juntos. Si ese estilo es más emocional, es esperable que frente a la separación aparezcan nuevamente estas características e incluso se agraven -vaticina-. Separarse es un proceso y también un trabajo, pero un trabajo muy poco grato y doloroso que muchas veces no se quiere hacer”.
Para Loyácono, otra de las claves para llegar a un buen término es dejar de lado el narcisismo, que suele atentar en muchas ocasiones contra un buen divorcio. Incluso, cuando ya no hay amor por la otra persona, el narcisismo impide dejarla libre. “El narcisismo está presente cuando no puedo tolerar que ese otro haya dejado de quererme, cuando me enfurece que su atención se desvíe de mí, cuando considero a mi pareja como una propiedad privada sobre la cual tengo dominio y lo persigo porque me niego a reconocer la libertad que tiene de no amarme más”, sostiene la especialista.
Claro que el derecho a no amar más a alguien no debería significar que esa persona tenga vía libre para lastimar. Un claro ejemplo de esto son las redes sociales, donde muchas veces se hace alarde de la soltería poco tiempo después de consumar la separación. No importa si uno y otro ya no se siguen o “borró” al ex de Facebook: allí permanecen los amigos en común. “La nueva vida de soltero es una injuria narcisista siempre. Por eso es aconsejable no hacer ostentación de la nueva situación”, sostiene Loyácono.
Otra tema ríspido -incluso por encima de una infidelidad, que ya no es sinónimo de disolución de la relación- es el tema económico. Una separación empobrece siempre. La sociedad se divide, los gastos aumentan y en muchos casos implica resignar confort y estilos de vida. Por eso, en un divorcio constructivo, ambas partes deberían buscar el bienestar del otro. Como en el caso de la ex que ayudó al padre de sus hijos a sacar el crédito para una vivienda. Una vivienda que también va a ser la de sus hijos.
Detox para divorciados
Además de la terapia de pareja, instancia a la que se recurre antes de la separación, en los últimos años surgieron lugares para “desintoxicarse del divorcio” para acudir una vez que la disolución es un hecho. Se llaman divorce detox y ofrecen a sus clientes recién divorciados la posibilidad de recibir apoyo psicológico para superar la separación. Es una especie de “centro de rehabilitación” para separados donde se trabaja con objetivos diarios, semanales y mensuales. Muy al estilo de los centros de rehabilitación para alcohólicos o adictos a las drogas.
“El peaje emocional del divorcio y el final de un matrimonio deja residuos dañinos que necesitan ser limpiados de su mente y cuerpo”, explican en su página web. Hay sesiones de asesoramiento y coaching, programas grupales donde cada uno cuenta las penas amorosas y talleres. La idea es que cada uno puedan desintoxicarse de toda la carga emocionalmente negativa y autodestructiva que vino acompañada de la separación. El objetivo es que el trabajo personal redunde en la aceptación y que se logre un divorcio pacífico.
Con base en Los Angeles, California, el lugar es frecuentado por estrellas de Hollywood y gente que simplemente no sabe lidiar con su nuevo estatus de separado. “El concepto de este servicio consiste en ofrecer a las personas afectadas por una separación o divorcio un espacio en el que aprendan a lidiar con la rabia, la baja autoestima y los pensamientos obsesivos. Decimos la verdad aunque no quieran oírla”, declara la psicóloga que dirige el centro, Allison Pescosolido durante la entrevista con The New York Times. Los programas más prolongados son de unas seis semanas, aunque también hay intensivos y exprés. Incluso, el lugar ofrece un “kit de supervivencia” que se realiza por chat. “Enseñamos habilidades valiosas para reiniciar su vida”, anuncian en su página web. Entre los programas hay claves para el co-parenting y no solo se encargan de los divorciados: también ayudan a desintoxicar a matrimonios aún no terminados y relaciones en general.
“Yo creo que hoy existe mayor conciencia de la necesidad de terminar una relación de la mejor forma posible, sobre todo cuando esa pareja tiene hijos -sostiene Girona-. Pero aun así sigue siendo una cuenta pendiente y en ese sentido terminan siendo una minoría los que logran separarse pacíficamente”, admite el psicólogo.
De todas maneras, vale la pena hacer el intento.