Lluvias sin precedentes de 35 billones de litros de agua caída por una tempestad histórica, masiva, gigantesca: los meteorólogos ya no saben qué superlativos usar para describir a Harvey. Y el fantasma de Katrina sobrevuela.
Pero mientras Katrina, que afectó especialmente la costa de Louisiana en 2005, dejó 1.800 muertos, Harvey deja hasta el momento tres fallecidos confirmados y otros seis «potencialmente ligados» a la tormenta que golpea Texas desde el viernes.
Los expertos advierten que ambos monstruos, de hecho, son muy, muy diferentes.
– Agua de mar, agua de lluvia –
El mayor peligro de Katrina fue el repentino aumento del nivel del mar causado por fuertes vientos. En Nueva Orleans, el punto que sufrió mayor impacto, incluso antes de que el nivel del mar subiera, los diques ya se habían roto, una combinación fatal para una ciudad construida en una cuenca, con partes por debajo del nivel del mar.
La rotura de los diques a lo largo del Mississippi y en otros lugares fue súbita y crítica, recordó Brian McNoldy, profesor de la Universidad de Miami. En pocas horas, Nueva Orleans estaba bajo el agua.
Para dar una idea del poder destructivo del fenómeno, McNoldy explicó que la pared líquida de 8 metros de altura que tocó tierra con Katrina bastaba para derrumbar un edificio de 25 pisos, incluso de uno construido con hormigón y acero del que solo hubiera quedado el esqueleto.
En Houston llueve casi sin parar desde el viernes por la noche. En algunos lugares cayeron hasta 1.500 mm de agua, algo inédito en Estados Unidos. Pero la ciudad es plana y las inundaciones han sido menos repentinas.
«La gente tuvo tiempo de subir al techo de su casa», señaló McNoldy, y el agua puede fluir y drenar más fácilmente que en Nueva Orleans. Aún así, buena parte de Houston, la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos, parece un lago.
– La vida sin Twitter –
¿Cómo sería sobrevivir a un desastre natural virtualmente incomunicado? Eso es lo que pasó en Nueva Orleans con Katrina: hace 12 años no había Twitter, Facebook apenas tenía un año y los teléfonos inteligentes ni siquiera existían.
Además, la mayor parte de la población afectada era negra y pobre, e incluso los que tenían celulares no podían usarlos porque la tormenta cortó las redes de energía y telecomunicaciones.
Harvey es otra historia. En Houston no se cortó la electricidad. Hubo alertas sobre la tormenta en todos los medios de comunicación y con varios días de antelación. Y una vez que Harvey tocó tierra, la gente podía pedir ayuda a los servicios de emergencia.
«En la era del teléfono celular podemos atender a más gente atrapada, eso es importante», dijo Ed Emmett, responsable del condado de Harris, que incluye a Houston.
El número de muertes es bajo en Houston y no debería aumentar, según John Mutter, un geofísico de la Universidad de Columbia que participó en el conteo de los muertos de Katrina.
«Un número maravillosamente pequeño para una tormenta tan gigantesca», afirmó sobre Harvey, recordando que en Nueva Orleans los cadáveres flotaban por todas partes.
– Creer o no creer, tener o no tener –
Con Katrina, Mutter vio que los habitantes más pobres de Nueva Orleans no sólo vivían en los barrios más vulnerables en caso de inundaciones, sino que además eran demasiado desconfiados de las autoridades locales para creer en sus alertas. Aunque tarde, las advertencias oficiales se emitieron, pero la gente no las escuchó.
«Si el gobierno nunca hizo nada por nosotros, ¿por qué debería creerle cuando me dice que me vaya de la ciudad? Y si no tengo coche, ¿qué hago?», decían.
En Houston es prácticamente imposible que la gente no tenga un vehículo. Y el bajo número de muertos hasta ahora sugiere que la población fue alertada con suficiente antelación.
«Casi todos sabían al menos cómo prepararse o cómo salir de la ciudad», dijo Mutter.