A raíz de la desaparición de Emely Peguero Polanco, aquel fatídico e inolvidable miércoles 23 de este mes de agosto en Cenoví, fuimos contactados por familiares y allegados de esta inocente adolescente, en mi condición de ser parte de los medios de comunicación y obviamente por ser nativo de esa humilde comunidad, perteneciente a San Francisco de Macorís, Provincia Duarte.

No hay dudas de que este ha sido uno de los casos más horrendo y sonado de esta naturaleza en los últimos años, tanto por la envergadura del mismo como por la repercusión que tuvo en toda la sociedad dominicana, algo que sí satisfizo al pueblo de Cenoví (en el que me incluyo) y obviamente de los familiares de la víctima.



Lo lamentable de todo esto es que Emely ha sido víctima de quien estaba obligado a amarla, cuidarla, mimarla, añoñarla si es posible y no de un delincuente común, de esos que viven precisamente de este tipo de hechos por encargo.



Emely no fue víctima de la pobreza, claro, de la pobreza mental si, pero no de la famosa pobreza de la que muchos se encubren para delinquir y buscar incluso como pretexto la falta de oportunidades y la exclusión social para llegar a donde muchos delincuentes llegan.

Casos como el de Lohara (San Francisco de Macorís), Carla, (Pedro Brand), y este último de Emely (Cenoví), son casos que deben llamar a preocupación, porque ambos fueron hechos decididos por personas con cierto arraigo social y económico, aunque la diferencia del caso Emely fue realizado directamente, según el propio victimario, su novio y no por terceros.

Pero estos indescriptibles casos y hechos son una muestra más de la descomposición social en la que estamos viviendo hoy día, y desafortunadamente, aunque sin generalizar, una descomposición que viene ya desde el hogar, donde está el hijo y la madre.

Desde el inicio de lo ocurrido hace una semana y horas, recibimos informaciones de todo tipo, informaciones desgarradoras, que parten el alma de cualquier ser con cierto sentido humano, pero todo empeoró aún más cuando se determinó que la madre del asesino estuvo involucrada, es decir la suegra de la adolescente.

Pero lo dicho o escrito hasta ahora no es nada, cuando recordamos aquí que esa misma madre, cuyo nombre omito por razones obvias, fue candidata a diputada en las pasadas elecciones por la Provincia Hermanas Mirabal (Salcedo) y tenía como lema de campaña lo siguiente; Villa Tapia merece un cambio: Por la mujer – Por los jóvenes – Por los niños y avance de nuestro municipio.

Si esta señora hubiese llegado a ser diputada, qué fuera de esta sociedad, en especifico Villa Tapia, sobre todo con el tema del aborto en la Cámara de Diputados? Lo más seguro que por su condición de mujer se iba a oponer, o se hubiese circunscrito a la línea partidaria, pero si fuera así, estuviéramos ante un demonio escudándose de la política a través de un partido del sistema, pero todo obra para bien. No salió diputada.

Es importante resaltar algunas de las tantas cosas que nos informaron en el trajín de la investigación previo al hallazgo del cuerpo sin vida de Emely, como por ejemplo la diligencia de la señora, madre del joven Marlon, mover el cadáver de donde al principio él lo lanzó, en el vertedero.

Es evidente que el nuevo giro del caso y lo que levantó la más notoria sospecha, es cuando Kelvin Jiménez, encargado de la seguridad y mantenimiento del edificio dijo, bajo investigación, que la madre del joven asesino vio el vídeo junto a él y que ella le advirtió que si alguien preguntaba por el DVR o Disco Duro del sistema de seguridad, le diga que miembros de la Policía se lo llevó.

Pero la tapa al pomo la pone el propio novio, cuando confiesa haber asesinado a Emely,  y hasta dijo donde lanzó el cuerpo sin vida, aunque resultó ser otro lugar por las diligencias que hizo su madre previo a la búsqueda.

Dimos la alerta al país, a través de las redes sociales y algunos medios de comunicación y noticieros que la señora cómplice era subdirectora de la Dirección General de Pasaportes, por lo que hicimos un llamado al presidente de la República para la destitución de esta, horas después, vía el decreto 174-17 sólo la suspendió. No me satisfizo.

Lo que queda ahora es hacer una exhaustiva investigación respecto a la conversación de WhatsApp, entre la madre del asesino y una persona que le da todo el aviso la noche del martes 29, cuando las autoridades fueron a allanar el apartamento de los victimarios en la ciudad de San Francisco de Macorís, en el que hablan desde ofrecimiento de dinero  hasta pregunta del cuerpo sin vida.

En medio de la búsqueda del cuerpo sin vida de Emely, fueron encontrados otros cuerpos sin vida, lo que significa que vamos por mal camino, recordando que accionar de este tipo fueron superados en México y Colombia hace unos años..

Por Robinson R. Gálvez Lay