Al Qaida recobra fuerza gracias a las recientes derrotas del grupo Estado Islámico (EI) en Siria, 16 años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, estimaron este lunes en Washington expertos en seguridad.

La ciudad de Idleb, en el noreste de Siria, pasó a finales de julio a estar bajo control de la coalición yihadista Tahrir Al Cham, guiada por Fateh Al Cham, un grupo anteriormente conocido como Front Al Nosra que renunció a su vínculo con Al Qaida. Sin embargo, los países occidentales siguen considerando al grupo como «terrorista».



Esta victoria ante otro grupo rebelde le permite dominar una de las últimas provincias que escapa al régimen de Damasco, y controlar la capital provincial y el lucrativo paso fronterizo con Turquía de Bab Al Hawa, donde colecta las tasas aduaneras sobre los productos importados.



«El EI es quizás la mayor amenaza terrorista, pero Al Qaida en Siria nos inquieta. Es la rama más importante del mundo en este momento», explicó Joshua Geltzer, exresponsable de la lucha antiterrorista de la Casa Blanca. La red extremista está presente en el Magreb, en Mali y en Yemen.

Geltzer fue invitado, junto a otros especialistas, por el centro de reflexión New America en Washington para evocar las amenazas terroristas actuales contra Estados Unidos.

Según esos expertos, Al Qaida simplemente ha cambiado otra vez de nombre y se ha posicionado en una línea más moderada que el grupo Estado Islámico. Tahrir Al Cham ha reforzado su control en la provincia de Idleb, ha eliminado o absorbido los grupos rebeldes rivales, y ha modernizado su propaganda en internet utilizando el modelo del EI.

La internacional yihadista, que perdió influencia tras la muerte de Osama bin Laden, «parece tener más vidas que un gato», estimó Daveed Gartenstein-Ross, coautor, junto a Joshua Geltzer, del informe de New America sobre la amenaza yihadista publicado el lunes.

Según él, Al Qaida es «mucho más fuerte» que en 2010, cuando su debilidad contribuyó al ascenso del EI.

La organización «se ha alejado inteligentemente del EI, con el fin de hacerse pasar por ‘yihadistas moderados’, gente que no nos gusta especialmente pero con la que podemos tratar», añadió Gartenstein-Ross, señalando que el grupo se beneficiaba del apoyo de una parte de la población siria y de algunos estados del Golfo.