El partido de ultraderecha AfD ha roto un tabú este domingo con un resultado histórico en las elecciones legislativas alemanas, tras una campaña en la que ha radicalizado su retórica.



Este movimiento antiislam y antiinmigrantes, nacido hace sólo cuatro años, obtuvo alrededor del 13% de los votos, según sondeos a boca de urna, y contará probablemente con 86 o 89 diputados en el parlamento (Bundestag).

Será la primera vez desde 1945 que un partido revisionista y contrario al islam, a las élites, al euro y a la inmigración entra en la cámara de los diputados alemana.



“Vamos a cambiar este país”, soltó uno de sus líderes, Alexander Gauland, minutos después de la divulgación de los sondeos preliminares. Habrá “una caza” -dijo- contra Angela Merkel.

Los demás partidos coinciden en tacharlo de “vergüenza para Alemania” y carece de posibilidades de entrar en el próximo gobierno, sin duda dirigido de nuevo por Merkel.

Pero otra de las líderes del partido, Alice Weidel, se ha fijado objetivos a medio plazo: “estar en condiciones de gobernar a partir de 2021”.

Giro histórico

La llegada a la cámara de diputados de la AfD, que en 2013 no llegó al 5%, constituye un giro en la historia alemana de la posguerra.

Porque significa que “por primera vez en 70 años, unos nazis se van a expresar en el Reichstag”, el edificio que alberga la cámara baja del parlamento, reprobó antes de los comicios el ministro de Relaciones Exteriores, el socialdemócrata Sigmar Gabriel.

Alemania, debido a su pasado nazi, fue durante mucho tiempo uno de los pocos países europeos en no haber tenido un movimiento antiinmigrantes . Al contrario de vecinos como Francia, Holanda o Austria.

Pero la AfD, pese a una guerra fratricida entre sus dirigentes, aprovechó el descontento por parte de la sociedad alemana por la llegada de más de un millón de solicitantes de asilo, en 2015 y 2016, como consecuencia de una decisión tomada por Merkel.

Aunque algunos exnazis fueron elegidos diputados en el Bundestag hasta los años 1980, lo de ahora “es un corte histórico”, estima el historiador Michael Wolffsohn. “Por primera vez, un partido muy a la derecha del centro y en algunos aspectos de extrema derecha estará representado en el Bundestag”, destaca.

La AfD, que agita el miedo a los inmigrantes esencialmente musulmanes, está muy presente en las redes sociales y ha pagado sus servicios a una agencia de publicidad estadounidense que colaboró con Donald Trump en el pasado.

Parte del partido quiere acercarse al Frente Nacional (FN) francés o al FPÖ austríaco, y desde su creación ha radicalizado el discurso.