NUEVA YORK.- En el primer legajo desclasificado y revelado este fin de semana sobre la administración y asesinato del presidente John F. Kennedy, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), confirma que se involucró directamente en la conspiración para asesinar al dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo Molina, armando y asesorando a los ajusticiadores del sátrapa, el 30 de mayo de 1961.
La agencia también se hace responsable por otras tramas para liquidar líderes de América Latina y otros países, tipificados como comunistas, entre ellos el fallecido Fidel Castro de Cuba, de acuerdo a los documentos desclasificados.
Los documentos detallan cómo la CIA organizó un grupo de disidentes internos junto con varias organizaciones en el exilio, que dieron muerte al dictador de República Dominicana, el 30 de mayo de 1961.
El informe no cita a los complotados por sus nombres. El grupo estuvo integrado por Antonio de la Maza Vásquez, Jujan Tomás Diaz, Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Amado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel (Tunti), Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda.
La agencia ofreció entrenar a uno de los miembros del complot en el uso de explosivos y envió tres revólveres y tres carabinas. según un informe compilado por la Comisión Rockefeller en 1975.
“Hemos concluido que hubo un nivel inadecuado de participación estadounidense en la muerte del Generalísimo Trujillo”, según un memorando de la comisión Rockefeller, uno de los documentos desclasificados.
“Este documento revisó los esfuerzos de la CIA para asesinar a otros líderes extranjeros, entre ellos el líder de la República Democrática del Congo Patricio Lumumba, asesinado a tiros en 1961, apenas tres días antes de la toma de posesión de Kennedy”, se añade en el informe de inteligencia, pero la agencia negó haber jugado su papel en esa conspiración.
El investigador presidencial Ken Hughes, del Centro Miller en la Universidad de Virginia, dice que el Gobierno sigue reteniendo los mejores documentos, es decir, información clasificada no solo sobre la muerte de Kennedy, sino sobre la política exterior de Estados Unidos en la década de 1960.
“Todavía necesitamos ver el informe interno de la CIA sobre el papel del Gobierno de Estados Unidos en el derrocamiento del presidente Ngo Dinh Diem de Vietnam del Sur, que fue asesinado menos de un mes antes de la muerte de Kennedy”, dijo Hughes.
“Los documentos que están reteniendo pueden no decirnos la posición de Kennedy sobre el golpe, ya que la CIA otorga a los presidentes una negación plausible en operaciones encubiertas sensibles, pero al menos deberían decirnos lo que nuestro Gobierno les decía a los golpistas antes de derrocar y asesinar a su presidente”, dijo el catedrático.
“Pero estos son los archivos de Kennedy, después de todo. Y en caso de que te lo estés preguntando no creo que él haya sido asesinado en represalia por el asesinato de Diem”, explica Hughes.
Fidel Castro
Los archivos de Kennedy también revelan parte de los planes de la Casa Blanca para asesinar a Castro y otros líderes de la revolución cubana.
Una de las operaciones fue denominada “Operación Bounty”, sugiriendo que se pagarían recompensas de hasta US$20,000 para matar informantes comunistas y $100,000 para asesinar funcionarios del Gobierno cubano y 2 centavos por la muerte de Fidel.
Algunas ideas para asesinar a Castro incluyeron usar a la mafia, lo que disgustó al entonces secretario de Justicia, Robert F. Kennedy, hermano del presidente, porque en ese momento sintió que estaba haciendo un gran esfuerzo para tratar de capturar a los principales líderes mafiosos.
Ese documento alude a la existencia de un memorando de John Edgar Hoover, entonces jefe de inteligencia en 1967, titulado “Intenciones de la Agencia Central de Inteligencia de enviar Hoodlums a Cuba para asesinar a Castro”.
El memorándum de Hoover decía que un pago ofrecido por la CIA a la mafia para asesinar a Castro no era de 2 centavos, sino de $150,000, y notó con escepticismo que un miembro de la mafia estaba usando sus conexiones previas con la CIA para su mejor provecho.
Como resultado, Robert Kennedy emitió órdenes para que la CIA nunca más diera esos pasos sin consultar con el Departamento de Justicia.
Algunas de las conspiraciones propuestas involucraban colocar pastillas tóxicas en la comida de Castro, y que el director de seguridad de la CIA probara las píldoras en algunos conejillos de indias, porque quería asegurarse de que funcionaran.
Las píldoras fueron enviadas a la casilla de “activos”.
Otra trama de la CIA se basó en la afición de Castro por el buceo, y propuso empolvar el interior del traje con un hongo que produciría una enfermedad cutánea crónica para incapacitarlo, y también contaminaría el traje con bacilos tuberculosos en el aparato respiratorio.
Otra implicaba una espectacular concha marina que se sumergiría en un área donde Castro a menudo descansaba.
La concha se cargaría con explosivos que explotarían cuando se levantara la concha. Pero los conspiradores descubrieron que no había un caparazón en el área del Caribe lo suficientemente grande como para contener una cantidad suficiente de explosivos.
Fuente: diarioextrainfo.com