La anemia es una de las condiciones más comunes en el último tiempo, ya que según cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS), alrededor de 1.620 millones de personas la padecen, es decir, un 24,8% de los habitantes del planeta.
De acuerdo a las estadísticas de este organismo, la anemia se presenta principalmente en niños en edad escolar y en mujeres en edad fértil.
Ahora bien, se habla de anemia cuando un examen de sangre registra una disminución crítica en los niveles de hemoglobina o de glóbulos rojos, los que tienen como función transportar oxígeno al resto del cuerpo.
Aunque, también hay ciertos síntomas que pueden alertar sobre esta condición, como el cansancio, la palidez cutánea, taquicardia, dificultades respiratorias, baja en la temperatura, mareos y dolores de cabeza.
Si bien existen variadas causas que explican un cuadro de anemia, la más común es la falta de hierro, indispensable para producir hemoglobina. No obstante, es importante resaltar que el diagnóstico y su tratamiento, deben ser determinados por un especialista.
Entre las causas principales está la pérdida de sangre, no producir glóbulos rojos y su destrucción a gran velocidad, según detalla la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Por lo mismo es que existen otros problemas médicos que pueden causar anemia, como los períodos menstruales muy abundantes y el embarazo, las úlceras y pólipos en el colon o el cáncer del colon, como también una dieta que no contiene suficiente hierro, ácido fólico o vitamina B 12.
Por esto último es que los especialistas han señalado que lo principal, tanto para prevenirla como para su tratarla, es una dieta rica en alimentos que aporten hierro, especialmente el de origen animal -carnes rojas, blancas, mariscos y la yema del huevo-, debido a que nuestro organismo lo absorbe de mejor manera.
Pero también, es posible nutrirse de hierro consumiendo verduras con hojas, como las espinacas, acelgas, espárragos, betarragas y las legumbres.
Al respecto, la nutricionista de la Clínica El Bosque, Carolina Pye, advierte que el hierro de origen vegetal no se absorbe igual que la de origen animal, por lo tanto hay que intentar mejorar su absorción.
“La forma de mejorar su absorción es consumiéndolos en conjunto con alimentos que contienen hierro de origen animal, y ojalá con ácido ascórbico, que es la vitamina C, que la encontramos por ejemplo en el limón con que se aliña la ensalada, acompañado de un jugo de naranja, de piña o de frambuesa, por ejemplo”, asegura.
En el caso de los vegetarianos, en tanto, la principal fuente de hierro de origen animal, son los huevos.
“Los nutricionistas siempre recomendamos alimentaciones variadas, nunca vamos a recomendar combatir la anemia sólo con carnes rojas, porque puedes tener un buen aporte en hierro a través de pescados, el pollo, las legumbres y las verduras de colores fuertes”, agrega Pye.
Pero así como hay alimentos que ayudan a combatir la anemia, existen otros que son nefastos, como por ejemplo el té.
“Es conocido casi universalmente el efecto del té. Así por ejemplo si después de consumir un plato rico en hierro, te tomas un té, vas a bloquear la absorción. Por lo mismo es recomendable tomarlo separado de los tiempos de comida importantes”, advierte la especialista, quien reconoce que hay altas expectativas de superar este cuadro.
“La anemia es un estado, tu puedes entrar o salir de un estado anémico. Aunque si bien es curable, hay personas que se les convierte en crónico o que se mantiene en el tiempo, pero son muy puntuales y en donde están comprometidas las funciones normales del organismo”, explica.
En ese sentido, la nutricionista advirtió que es muy frecuente que durante el embarazo y el periodo de lactancia, la madre sufra de anemia. Similar situación podrían vivir deportistas de alto rendimiento.
Por lo mismo, lo ideal es que una mujer que está pensando en tener hijos, por ejemplo, debe comenzar a alimentarse en base a una dieta rica en hierro, por lo menos unos tres meses antes, concluyó Carolina Pye.
Fuente: BioBioChile.cl