Tanto Joyce Roy, de Studio Theater, (que montó La Familia Addams) como Amaury Sánchez, de AFA Academy, (La Tiendita del Horror), – ambas exitosas como presentaciones que evidenciaron la calidad del talento criollo frente a un género tan demandante- debieron hacer esfuerzos extraordinarios para sus montajes, apelando a patrocinadores privados, mientras, en la Cámara de Diputados, descansa un sueño de cinco años ya, Ley Nacional de Mercenazgo.
El musical es uno de los géneros teatrales de mayor demanda de recursos por la cantidad y calidad de recursos y talentos que exige, frente a lo cual, los productores siguen operando sin un apoyo legal.
La legislación, que no ha sido aprobada por falta de una unificada postura del sector escénico interesado y la ausencia de una voluntad política desde Palacio Nacional (como ocurrió con Leonel Fernández respecto de la Ley Nacional de Cine).
Los dos musicales
El montaje de La Familia Addams, de Studio Theater y que triunfó en el nuevo espacio escénico de Acrópolis Center y el montaje de La tiendita del Horror, del maestro Amaury Sánchez en el Palacio de Bellas Artes, también con enorme impacto, pone a pensar las razones por las cuales el país no cuenta todavía con la Ley Nacional de Mercenazgo, presentada por el diputado Manuel Jiménez, hace cinco años (2012) se ha quedado entrampada en la Cámara Baja, donde fue aprobada en primera lectura.
Amaury Sánchez volvió a ratificar su experiencia y dominio del género, con el impacto de sus talentos en La Tiendita del Horror, montaje que se mantendrá en el Palacio de Bellas Artes hasta el próximo fin de semana. Javier Grullón, Frank Ceara y Judith Rodríguez, fueron, entre otras, las estrellas que se lucieron en el teatro Máximo Avilés Blonda.
Sin una ley de este tipo que sustente el arte, artistas y productores, tienen que seguir dependiendo para hacer su trabajo del ansiado “sí” de patrocinadores ubicados en el extenso y tortuoso pasillo claroscuro, de las antesalas y despachos a visitar con el proyecto bajo el brazo.
Muchos productores se han arruinado por su deseo de presentar buen arte. ¿Quién se apiada de quienes quieren hacer buen arte, sin preocuparse por los lastimeros e imprescindibles, factores de financiación?
Lo que dispone
La ley de Mecenazgo tiene por objeto definir “…un régimen de fomento e incentivo a las iniciativas y aportes económicos y de otra índole de mecenazgo del sector privado, sea de personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, para que contribuyan al financiamiento, total o parcialmente, de programas y proyectos para el desarrollo cultural de la nación que beneficien a entidades públicas y privadas de la República Dominicana”.
La legislación establecerá incentivos fiscales para las personas físicas o jurídicas que sean benefactoras, donantes y patrocinadoras de proyectos y propuestas declarados de interés cultural por el Consejo de Mecenazgo, a fin de lograr hasta un (5%) del impuesto sobre los ingresos brutos al final de cada año fiscal y crea el Fondo Solidario de Apoyo a la Cultura, con recursos provenientes de los aportes financieros y donaciones voluntarias.
Ley contempla una Dirección General de Mecenazgo como organismo técnico que se encargará de coordinar, supervisar y evaluar los proyectos que serán financiados con el Fondo Solidario de Apoyo a la Cultura, y su órgano rector, el Consejo Nacional de Mecenazgo, que tendrá por misión establecer las políticas públicas para el incentivo del mecenazgo cultural entre otras atribuciones.
Por José Rafael Sosa