Este año ganó el torneo Open 2017 de Viña del Mar en la categoría de 80 kg. Luego, la Confederación Argentina de Taekwando lo convocó por primera vez. Representó al país en el torneo internacional de Punta del Este, en Uruguay, y conquistó la Copa Intendencia de Maldonado.
A pesar de los nuevos triunfos, Maximiliano Javier Almandoz trasciende por una cuestión más absurda que dramática: ha puesto en venta uno de sus riñones para organizar la fiesta de 15 años de su hija.
El anuncio del deportista, que trabaja 17 horas todos los días (incluido fin de semana), pretende encontrar un comprador en el mercado negro. Aunque en Argentina la práctica está penada por la Ley, el hombre confía en encontrar clientes.
Según refieren medios locales, Almandoz, de 40 años, es mesero en el centro de eventos La Rural, un pequeño negocio de eventos de la provincia La Matanza, en Buenos Aires. También administra un almacén de barrio, que parece darle más dolores de cabeza que ganancias.
Entre ambos empleos gana 14 mil pesos argentinos al mes (unos 500 mil pesos chilenos), el único ingreso de su familia. Salvo premios esporádicos, no recibe ingresos por practicar taekwondo.
“Alcanza con lo justo”, explica el deportista. “Las ventas del almacén bajaron muchísimo, la gente consume menos. Tengo cuatro heladeras y estoy pagando 8.000 pesos (290 mil pesos chilenos) de luz, por eso tuve que buscar un segundo trabajo. Esto alcanza para comprar comida y pagar algunas cuentas, nada más”, declara Almandoz a medios internacionales.
El hombre, obsesionado en complacer a su hija Aracelis, lo ha intentado todo para ganar dinero. En Argentina, donde el desempleo roza el 10% y la pobreza llega al 29% en 2017, el esfuerzo de Almandoz ha chocado con la realidad.
“Pensé en vender el auto, trabajé lo más que pude, jugué a la lotería, pero ves que igual no llegás para una buena fiesta. Hablamos de mucha plata. Sus compañeritas hacen sus festejos, sería muy frustrante para mí no hacerlo. Cuando pase el tiempo y ella diga que no tuvo sus 15 como todas, me mataría. Quizás sea una pavada, pero como papá quiero lo mejor”, relata el hombre.
En Argentina, las fiestas de 15 años se han vuelto a “poner de moda”, relata un reciente reportajedel periódico El Clarín. Según dicha publicación, los eventos “standar” cuestan unos 300 mil pesos argentinos (casi 11 millones de pesos chilenos).
Hasta el momento, Maximiliano Javier Almandoz no encuentra comprador. La fiesta de Aracelis, al parecer, no la celebrarán. Al menos no con la fastuosidad que aspira su padre.