Aprovechando un fin de semana feriado, la Universidad Tecnológica de Santiago, comenzó a borrar el mural Vivir en las nubes, obra del fenecido pintor Ángel Haché, hecho denunciado por las redes sociales por su viuda, la también artista plástica Elsa Núñez.
El proceso de borrado fue detenido por la pintora Núñez, quien muy molesta, se presentó a UTESA, recinto Santo Domingo, pero ya más de la mitad de la obra había sido cubierta con una inexpresiva capa gris de pintura.
Elsa Núñez, maestra de la pintura dominicana, expuso en redes sociales (Facebook): “Es un irrespeto a un artista fallecido y ofensa a la comunidad artística la destrucción de un mural, patrimonio nacional, que me ha conmovido, no solo como artista y viuda del autor de la obra, sino a los pintores, galeristas, críticos de arte y personalidades del ámbito cultural nacional. Fui a la universidad y mandé a detener la destrucción del mural, pero como verán, está casi destruido”.
Postura UTESA
Indica el portal de José Rafael Sosa que la casa de estudios fijó postura por medio de una declaración firmada por su Encargada de Comunicaciones, Carol Pérez, en la que establece: “La universidad tomó la decisión de pintar y restaurar esa pared, porque se estaba cayendo. Estaba muy deteriorada y se caían pedazos de cemento que podían caerle a cualquier persona encima”, explicó Carol Pérez, encargada de Comunicaciones de Utesa.
La vocero de UTESA sostiene sostuvo el mural de Haché no se percibía y que estaba borrado en más de un 75 por ciento. “Lamentamos los inconvenientes y herir susceptibilidades, que siempre se hieren, pero esa es la verdad, la pared estaba muy deteriorada y no había más opciones que restaurarla y pintarla completa porque estaba muy mal”, recalcó Pérez. Pero, tal cual se desprende de los hechos, la opción de restaurar la obra no fue la tomada.
Podría haber Demanda
Desde Santiago, el jurista Edwin Espinal Hernández, especializado en derechos de autor, advirtió que UTESA puede ser demandada por violación de los derechos de autor-
Espinal indica que el artículo 17 de la Ley No.65-00 sobre Derecho de Autor consagra el derecho perpetuo, inalienable, imprescriptible e irrenunciable de que goza todo autor de una obra artística para “oponerse a toda deformación, mutilación u otra modificación de la obra, cuando tales actos puedan causar o causen perjuicio a su honor o a su reputación profesional, o la obra pierda mérito literario, académico o científico”…
“El autor así afectado” – concluye el texto – “podrá pedir reparación por el daño sufrido”. El Art.12 del Reglamento No.362-01, del 17 de marzo de 2001, para la aplicación de la Ley No.65-00, precisa que esa facultad se denomina derecho de integridad, y que en concordancia con el Art.6 bis del Convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, el autor puede ejercerlo “incluso frente al propietario del soporte material que contiene la obra”.
La Suprema Corte de Justicia, mediante sentencia No.153 del 11 de mayo de 2011 de su Sala Civil, sentó el criterio de que el derecho del autor de un mural no se entenderá transgredido cuando el propietario del inmueble donde este se fije lo intervenga en el marco de “los fines de una normal realización de los intereses que típicamente son protegidos” por su derecho de propiedad, “tal como el de evitar el deterioro del inmueble que se produce a consecuencia de las inclemencias climáticas y del paso del tiempo”. En sentido contrario, cuando se trate de una actuación arbitraria e injustificada, el derecho de autor se impondrá al derecho de propiedad.
Claro, la prueba del perjuicio al honor o a la reputación profesional del muralista o la pérdida de mérito de su obra tendrá de ser establecida para que el tribunal apoderado pueda acoger una demanda en reparación de los daños y perjuicios ocasionados por la violación a su derecho moral de integridad. Es una cuestión de hecho que debe ser valorada según el caso de que se trate conforme la soberana apreciación del juez.
El artista
Ángel Haché desarrolló una carrera fructífera y diversa como pintor y actor de cine y teatro. Cultivador del realismo, tenía una excelente base de dibujante y logró obras de homenaje al hombre de la calle, con su colección Vivir en las Nubes, y concretó la más exquisita exposición de pintura dominicana a nuestro cine. Haché falleció el primero de abril de 2016 a los 72 años, tras sufrir un infarto.