Que a los 28 años salgas de Europa para ir de mochilero por el Caribe y tengas reservas para excursiones dentro del país de destino, no coincide con el perfil de un suicida que tiene Alejandra Misiunas. Por eso no acepta la versión que le han dado las autoridades dominicanas sobre la muerte de su novio Alessandro Grandis, ocurrida a finales de abril de 2017 en un complejo habitacional del turístico municipio de Bávaro, al Este del país.

La muerte de Grandis ocurrió a dos días de su llegada, en lo que los investigadores calificaron inicialmente como suicidio, al tirarse desde el balcón de un tercer piso hacia una piscina en el complejo donde se hospedaba.



Pero las dudas en torno a las posibles motivaciones, la forma en cómo se condujeron las investigaciones y una autopsia que no estableció la manera de la muerte, tienen inconformes a la familia del fenecido, cuyas diligencias han generado la reapertura del caso.

Grandis era italiano y llegó al país el 25 de abril, con salida programada para el 23 de mayo. “Alessandro estaba recorriendo Latinoamérica, en un viaje que duró varios meses y durante el cual nunca tuvo inconvenientes. Era muy abierto, le gustaba conocer gente y lugares nuevos y se había enamorado de nuestro continente. Era farmacéutico. Llegó a República Dominica como último destino de su viaje. Le faltaban 15 días para volver a Italia”, cuenta Alejandra, de nacionalidad argentina, a través de un mensaje de correo.



En el país, Grandis se alojó en casa de la ciudadana polaca Patricja Borzecka.

En los interrogatorios que sobre la muerte le hicieron los miembros del Ministerio Público y la Dirección Central de Investigaciones Criminales (DICRIM) de la Policía Nacional en Bávaro, la extranjera declaró que conoció a Grandis a través de la página de redes sociales couchsurfing.com, utilizada por viajeros que buscan alojamiento económico fuera de los hoteles indica el Diario Libre

La polaca contó a las autoridades que buscó a Grandis en el aeropuerto de Punta Cana el 25 de abril de 2017 y lo trasladó a su residencia, ubicada en el tercer piso de la villa La Joya, del residencial Cocotal. Llegaron a eso de las 18:30 a la casa y ella le presentó a sus amigos, Roman Wojciechowski, un polaco con quien comparte vivienda, y a José Bladimir Jesús. “Mientras le mostraba el apartamento y la vista del entorno, el me preguntó si podría lanzarse desde el balcón hacia la piscina que queda al frente del balcón. Yo le contesté que no, que cómo podía ser, ya que eso está a una altura de tercer nivel”.

La polaca relata (según copias del interrogatorio) que al día siguiente salió a cenar con Grandis, y que este le preguntó si se notaba algo triste o nervioso y ella le respondió que no.

Durante el interrogatorio, encabezado por el fiscal Juan Carlos Monegro Pión, también se le cuestionó a la extranjera si vio a Grandis consumir bebidas alcohólicas, cigarrillos u otra sustancia, a lo que dijo que no.

La investigación incluyó a los amigos de Patricja Borzecka. Roman Wojciechowski dijo que conversó con Grandis de las condiciones del viaje y que este le comentó que llegaba desde Perú, que estaría por dos días en el apartamento y que luego iría a Boca Chica y Puerto Plata.

También se interrogó al nacional haitiano Simphat Siffoi, que trabajaba en mantenimiento general en el residencial y quien encontró el cuerpo de Grandis.

Contó que acudió a la piscina a darle mantenimiento y observó a una persona boca arriba con los pies dentro de la piscina. Se acercó, vio que había sangre debajo de su cabeza y que al llamarle y no responder, buscó a la seguridad. También subió hasta el apartamento donde se alojaba Grandis y le preguntó a la mujer que le abrió la puerta si tenía algún visitante y ella le respondió que no.

El informe forense de la autopsia que se le practicó al cadáver indica que el deceso de Alessandro Grandis se debió a “traumatismo contuso craneoencefálico severo, con hemorragia cerebral difusa, necrosis hemorrágica en lóbulos frontales y temporal izquierdo con mecanismo terminal”. Pero los patólogos declararon indeterminada la manera de la muerte. Tampoco encontraron sustancias narcóticas.

DL intentó comunicarse con los polacos, pero no fue posible ubicar a la mujer, y su compañero de cuarto aseguró que hablaría pero luego no estuvo disponible.

Cuestionamientos
Alejandra, que ve el caso como un asesinato despiadado, se queja de que los interrogatorios fueron básicos, no se interrogó a la seguridad, no se requisó el apartamento, y se concluyó que era suicidio, pese al informe forense que llama a seguir investigando.

La familia de su fallecido novio decidió presentar ante la Policía Nacional una denuncia de lo que calificó “una investigación infantil, deficiente y humillante sobre un posible asesinato”, y envió copias a la Embajada de Italia en Santo Domingo, según documentos suministrados a este diario.

Aunque la denuncia lleva meses, fue apenas la semana pasada cuando la Fiscalía de Higüey decidió designar una comisión integrada por los magistrados Monegro Pión y Jorge Luis Amador para seguir las investigaciones del caso, pero todavía no se inician las pesquisas.

Según supo DL, los investigadores seguirán el protocolo que manda a tratar como homicidio cualquier muerte violenta hasta demostrar otra cosa, con la complejidad de no contar con muchos testigos a la fecha.

Hay que seguir la investigación

Consultado al respecto, el patólogo forense Sergio Sarita Valdez explica que ante una muerte por caída, se pueden presentar tres maneras a analizar: que lo empujaron, que sería un homicidio; que se lanzó, constituyendo un suicidio; o que se cayó, lo que sería un accidente. “Esa manera no hay forma de definirla en una autopsia y sólo una buena investigación de circunstancias lo puede determinar”, expone.