De producir dos películas al año, en el 2011, República Dominicana pasó a estar al frente de más de 30 producciones locales en la actualidad.
Éstas fueron las preguntas que le hicieron en una entrevista publicada en La nación.
¿Qué cambió en esa pequeña nación caribeña?
Una soñada ley de cine, con notorios beneficios fiscales para productores nacionales e internacionales, logró la hazaña. Convirtió al país en un lugar idóneo para que sus talentos locales se animaran a contar diversidad de historias en la pantalla y animó a diferentes producciones hollywoodenses a anclarse en sus lindas costas.
Solo en el 2016 República Dominicana reportó un ingreso de $57 millones por inversión audiovisual extranjera.
A propósito de los esfuerzos gubernamentales costarricenses para impulsar la industria nacional y el proyecto de Ley de Cine presentado en diciembre del 2017 en la Asamblea Legislativa, Yvette Marichal, cabeza de la Dirección General de Cine de República Dominicana, expuso en el país los beneficios y desafíos de la experiencia audiovisual en su país.
¿Desde hace cuánto opera la ley de cine en República Dominicana y cómo era la situación audiovisual del país antes de ella?
Nuestra Ley de Cine está en función desde el año 2012 y prácticamente estamos iniciando el sétimo año de haberlo puesto en práctica. Yo tengo cuatro años dirigiendo la Dirección General de Cine, que básicamente se encarga del funcionamiento del cine nacional e internacional en nuestro país.
Para usted, ¿cuáles han sido los principales beneficios de la implementación de la ley de cine?
Pasar de dos a rodar 34 pelícuas al año. O sea que queda en evidencia el crecimiento que ha existido.
«Además, el país cuenta con estudios clase A de filmación, se trata del Pinewood, el estudio más grande de todo el Caribe. Allí se filmaron cintas de Paramount Pictures como XXX, con Vin Diesel, y la película de Netflix como TThe True Memoirs of an International Assassin, con Andy García. Ambas cintas fueron filmadas en el 2016, además de producciones como reality shows, series de televisión, videoclips y documentales».
¿Cuál ha sido el beneficio económico de tales cambios?
Logramos que la inversión extranjera fuese de $52 millones en el 2016. Este 2017 no tuvimos grandes producciones pero continuaron los reality shows, con un aporte de más de $25 millones.
«En República Dominicana el apoyo al cine nacional y servir de locación fílmica extranjera se dan la mano. Una cosa paga por la otra. Me explico, lo que invertimos en cine nacional ha sido inferior a lo que hemos percibido vía inversión extranjera».
¿Cómo se maneja el tema de las cuotas de pantalla en República Dominicana?
En cuanto a cuotas de pantalla, tengo que decir que República Dominicana es líder en el tema. En Latinoamérica estamos por encima de Brasil que está de número dos, seguido de España. Nuestra cuota de pantalla es de un 26%, lo que se traduce en unas 20 películas acompañadas de 180 internacionales.
¿Pero en su país existe obligación para que los distribuidores cumplan con la cuota de pantalla?
No, no existe obligación .
Entonces ¿cómo logran tener éxito en este sentido?
Desde que hay cine en mi país, el dominicano siempre lo ha apoyado, por eso nunca nos hemos visto en la necesidad de obligar a que exista una cuota de pantalla por obligación, se da de manera natural.
«Desde el año 2013, que es desde cuando tenemos estadísticas, en el top 20 de películas siete son dominicanas. Además, resalta el hecho, de que las tres primeras son dominicanas, seguidas por Rápido y furioso y Iron Man.»
En promedio ¿cuánto suelen durar las películas dominicanas en cartelera?
Entre dos y tres meses. En mi país se consume más cine nacional que internacional.
¿A qué le atribuye usted tanto éxito?
Para empezar son películas de carácter comercial, protagonizadas por figuras icónicas y muy populares de nuestro país. Lamentablemente las películas de autor o cine independiente no tienen el mismo éxito.
Además, claro, tiene que ver el trabajo que venimos haciendo de apreciación de cine, en el que para elevarlo venimos haciendo esfuerzos año tras año.
Por las cifras que usted presenta, es evidente que en República Dominicana no hay necesidad de exigir cuota de pantalla. ¿Pero cómo manejarían el tema si existiera la necesidad de hacerlo?
Si fuera así sería muy complicado sobrevivir sino fuera a través créditos fiscales y apoyo empresarial. La industria no sobrevive si no se vislumbra un retorno.
Incluso yo confieso, que a pesar de ese apoyo en salas y las cuotas de pantalla, la mayoría de películas en mi país no perciben el monto invertido en ellas. Si hablamos que 7 películas dominicanas están en el top 20, significa que el resto de producciones de mi país se están quedado fuera.
En ese sentido es evidente lo crucial el apoyo fiscal.
Sin el apoyo fiscal simplemente nos existiría la industria del cine en República Dominicana y a la fecha seguiríamos haciendo dos películas al año. Sería imposible, no hubiéramos avanzado.
En Costa Rica, en diciembre, se presentó un proyecto de ley de cine que no incluye ni cuotas de pantalla ni exenciones fiscales. ¿Conoce la iniciativa? ¿Cree que el proyecto puede ser viable de esa manera?
No, no conozco el proyecto, no podría opinar.
¿Cómo funciona en su país la exención fiscal?
Para el empresario que aporta al cine nacional, se trata de un 100% de retorno. El empresario lo reduce del pago de sus impuestos, por todo el dinero que aportó a la industria del cine.
A nivel internacional, es un 25% en un crédito fiscal transferible. Esa exención es más o menos como anda el mercado, en unos países es más porcentaje en otros menos.
Para usted ¿es la exención fiscal el gancho principal para atraer esas producciones internacionales?
Definitivamente. La única razón por la que vienen producciones internacionales a mi país es porque existe un atractivo. En este 2016 de 55 proyectos audivisuales solo 7 acudieron al crédito fiscal, pero fueron las producciones que tuvieron más valor e inviertieron más dinero en el país.
Tenemos que recordar que en Estados Unidos prefieren ir a países como Canadá o Puerto Rico a filmar. Entonces, para que se vengan a países en donde hablan otro idioma y son de alguna manera desconocidos, tiene que existir un atractivo.
Usted mencionó que en el 2016 la industria audiovisual invirtió $52 millones en el país y en el 2017 entre $25 millones. ¿En qué rubros se gastó ese dinero?
El gasto fue en cast y crue local, hoteles, restaurantes, transporte y todo lo que conllevó la producción. Literalmente todo fue gastado en República Dominicana.
En Costa Rica usted presentó una charla en la que expuso la situación del cine dominicano y su ley de cine. En ella se mencionaron al menos dos desafíos importantes para el futuro de la ley audiovisual en su país ¿Cuáles son?
Claro, siempre en el área cultural existen detractores, dentro y fuera del ámbito gubernamental. Sobre la ley de incentivos fiscales, para los recaudadores es un tema. Para ellos cualquier dinero que tienen que entregar es un sacrificio, en vez de medir el beneficio que aporta al acervo del país.
Además, no miden que las exenciones fiscales para la industria audiovisual es apenas de un 0.2% de lo otorgado a otras industrias en un año. Para cubrir ese porcentaje, solo se necesita un día de recaudación en impuesto interno. Es decir, que 365 días de cine, es lo que equivalente a un día de recaudación.
¿Y el otro desafío?
Que algunas personas hacen un mal uso de esos beneficios y no es bueno. En ese sentido tenemos que educar.