“Ningún niño, ningún maestro debe correr peligro en una escuela estadounidense. Ningún padre debe temer por sus hijos e hijas al despedirse de ellos con un beso en la mañana”, dijo Trump desde el Salón Diplomático, donde también hizo un llamado al respeto a la vida y a mejores respuestas a enfermedades mentales.
Trump dijo que la nación entera reza por las víctimas y sus familiares y, en un mensaje dirigido a los estudiantes, manifestó: “ustedes nunca están solos, y nunca lo estarán”.
“A todo padre, maestro y niño que sufre tanto, estamos con ustedes, para lo que sea que necesiten, para lo que podamos hacer para aliviar su dolor. Estamos todos unidos como una familia estadounidense, y su dolor es también nuestro”, afirmó.
La nota de El Diario NY señala que el mandatario dijo que tiene previsto viajar a Parkland, para reunirse con los familiares de las víctimas y autoridades locales y estatales, pero no precisó cuándo.
Trump no tomó preguntas de los periodistas y, en su papel como “consolador en jefe” cuando el país afronta una tragedia, tampoco abordó en su breve mensaje la violencia derivada de las armas en EEUU que, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se cobra la vida de un promedio de 96 personas a diario, o poco más de 35,000 al año. En 2016, la tasa de muertes por la violencia de las armas fue de 3,85 por cada 100,000 habitantes.
Esta mañana, Trump firmó una proclamación para honrar a las víctimas del tiroteo en la secundaria Marjory Stoneman Douglas, y ordenó que hasta el próximo 19 de febrero las banderas de EEUU ondeen a media asta en la Casa Blanca y todos los edificios federales e instalaciones militares, y embajadas.
Pero ni durante su discurso ni en su proclamación hizo mención de la urgencia de restringir el acceso a las armas, en particular los rifles de asalto y demás armas de calibre militar.
Al mediodía el Congreso guardará un momento de silencio por las víctimas, pero el silencio en torno al control de las armas ha sido prolongado, y supone una de las tareas pendientes que arrastra el Legislativo durante años.
En cada masacre, tiroteo y demás actos de violencia se repite el ciclo: momentos de silencio, condolencias del gobierno, lamentos y reclamos de grupos cívicos y en las redes sociales, y cero acción del Congreso.
En la actualidad, no existen leyes federales que prohíban la compra y tenencia de armas semiautomáticas, rifles de calibre militar, pistolas, y demás armas con tambores de gran capacidad.
Una ley federal que prohibió las armas de asalto y de gran capacidad estuvo en vigencia entre 1994 y 2004, pero el Congreso no la renovó pese a fuertes campañas de presión de una amplia coalición de grupos cívicos.
El sospechoso detenido en el tiroteo de ayer, Nikolás Cruz, obtuvo su rifle AR-15 de forma legal, pero presuntamente estuvo bajo tratamiento de salud mental y, por ley, no debía haber tenido acceso a las armas.
Estados Unidos ocupa el puesto número uno en armas per cápita, según “Small Arms Survey”, un grupo con sede en Suiza.
Buena parte de la resistencia a un mayor control de las armas se debe al enorme poder político de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que defiende a rajatabla la Segunda Enmienda de la Constitución, que consagra la tenencia de armas en EEUU, y da millonarias donaciones a líderes políticos.