Según hermanos de Virginia Veras, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) de Azua les informó que su pariente tenía entre 10 a 12 días fallecida, por lo que creen que quien la asesinó la mantuvo en cautiverio al menos 15 días antes de cometer el hecho.
Reyes Rosa, hermano de la víctima, a quien se presume ella visitaría en Santiago el 2 de febrero, sostuvo ayer que Virginia fue hallada con el mismo pantalón y chaqueta tipo jeans que usaba el día que desapareció en la parada de autobuses cercana al Quinto Centenario de la capital.
El cuerpo de la mujer fue hallado el 27 de febrero, 25 días después de su desaparición, en un barranco próximo a unos matorrales en el municipio Vicente Noble, de la provincia Barahona, en la región Sur.
“Nosotros no entendemos como ella pudo aparecer allá; nosotros no tenemos ni amigos ni familiares en esa provincia, mucho menos ella que nunca había visitado ni siquiera ese lugar. Estamos destruidos por esta pérdida; ella era una mujer cristiana que no se metía con nadie y solo estaba para proteger a su hijo”, expresó Reyes, visiblemente conmovido.
Agregó que su hermana iba a Santiago con regularidad y que nunca su familia pensó que tendría semejante destino.
Félix Rosa, otro de sus hermanos, indicó que las autoridades de la Policía citaron a su familia hoy, a las 10:00 de la mañana, en la sede central de la institución, para informarles sobre las indagatorias que han realizado los investigadores con relación a este caso.
Indica el Listin Diario que el celular de la víctima fue hallado por dos hombres en Barahona, quienes al ser cuestionados, respondieron que el móvil lo encontraron en la carretera mientras conducían por el lugar.
Ambos fueron liberados, pero se les dictó presentación periódica en los tribunales como coerción hasta que se concluya el proceso de investigación.
Virginia vivía con su único hijo, de 14 años, en el sector Los Tres Brazos. Aquel 2 de febrero de este año había salido de su hogar con destino a Santiago.
Uno de sus hermanos la había encaminado hasta la parada de autobuses, y desde ese momento nunca más se supo de ella hasta el pasado martes.
A Virginia no se le conocía enemigos. El padre de su único niño es conocido por la familia como una persona íntegra. Dicen que “nadie sabe quién pudo cometer un crimen tan atroz”.