El CDC estima que 5 millones de estadounidenses reciben transfusiones de sangre cada año. Algunos de ellos son testigos de Jehová, a pesar de los estrictos preceptos de su religión que prohíben esta práctica. No obstante, la mayoría de testigos de Jehová siguen dispuestos a mantener la creencia de que las transfusiones de sangre son algo que no pueden ni plantearse, incluso cuando es cuestión de vida o muerte.
«Nací y fui educada en una religión en la que las transfusiones de sangre eran lo peor que podías hacer. ‘No aceptéis ninguna bajo ningún concepto, aunque ello pueda suponer vuestra muerte'», explica Linda Curtis, ex testigo de Jehová y autora de Shunned: how I lost my religion and found myself. «Sacarle sangre a otras personas para infundirla en nuestro cuerpo cuando estamos enfermos se considera una gran falta de respeto a la vida».
Curtis me explica que esta prohibición se basa en pasajes bíblicos, como el de Hechos 15:29, que dice «que os abstengáis de sangre»; o el Levítico 17:10, en el que se señala: «Si un hombre de Israel o de los forasteros que viven en medio de ustedes come cualquier clase de sangre, aborreceré esta persona que come sangre y lo exterminaré».
La nota de Infobae reseña que el sitio web oficial de esta religión asegura que abstenerse de la sangre es «tan importante como hacerlo de la inmoralidad sexual y la idolatría». Asimismo, también hace referencia a la santidad del sacrificio de sangre de Jesucristo.
«Jesucristo tuvo que venir a la tierra para vivir como hombre una vida perfecta, sin mácula ni pecado, y entregarla luego como un sacrificio con el que se perdonaran todos los pecados de la humanidad», señala Curtis. «Por tanto, derramar tu propia sangre o tomar sangre de alguien se considera en extremo irrespetuoso».
Esta prohibición se basa en pasajes bíblicos, como el de Hechos 15:29, que dice que os abstengáis de sangre”
Hay más de 8 millones de testigos de Jehová en todo el mundo, por lo que médicos, enfermeras y otros profesionales de la sanidad han tenido que desarrollar alternativas a las transfusiones de sangre para mantener a estos pacientes con vida.
Los propios testigos han propuesto a la comunidad médica iniciativas como los llamados comités de enlace con hospitales, encargados de concienciar sobre la importancia de respetar los deseos de los pacientes testigos de Jehová y de proponer estrategias basadas en pruebas que avalan el uso de tratamientos sin sangre.
Estos son algunas de las técnicas médicas que emplean los profesionales con pacientes testigos de Jehová que se niegan a recibir transfusiones pese a necesitarlas urgentemente.
Rescate celular
En los procedimientos quirúrgicos importantes, uno de los métodos más usados para evitar las transfusiones es la técnica del rescate celular, mediante el cual una máquina extrae sangre de la zona quirúrgica del paciente y la almacena. Luego, otra máquina «limpia» la sangre y la vuelve a introducir en el organismo del paciente si fuera necesario.
Una de las claves para hacer que estas prácticas sean aceptadas en pacientes testigos de Jehová parece radicar en no interrumpir el circuito del flujo de la sangre en su organismo.
Si se le explica al paciente que los tubos externos son como una extensión temporal de su cuerpo y que en ningún momento se interrumpe el circuito, se le puede intentar convencer de que, técnicamente, no se está quebrantando ninguna norma.
Vasoconstricción
Varios médicos han recurrido a la vasoconstricción para evitar la pérdida de sangre durante las intervenciones quirúrgicas. Sirviéndose de fármacos que constriñen los vasos sanguíneos y reducen temporalmente el flujo sanguíneo, los médicos pueden minimizar el riesgo de hemorragias importantes, para las que una transfusión sería necesaria.
Leonard Grossman, cirujano plástico de Nueva York, afirma que ha operado a muchos pacientes testigos de Jehová que se negaban a hacerse transfusiones, incluso en casos en los que estos habían perdido mucha sangre.
«Lo que he hecho durante los últimos 22 años ha sido aplicar anestesia tumescente a esos pacientes. Este tipo de anestesia es básicamente una mezcla muy diluida de lidocaína y una pequeña cantidad de adrenalina para favorecer la vasoconstricción», explica Grossman.
«También presto mucha atención a los detalles, asegurándome de que no quedan vasos sangrantes descuidados o sin tratar al final de la intervención. Hasta ahora he tenido mucha suerte y ninguno de mis pacientes ha perdido más de un par de cucharadas de sangre».
Eritropoyetina
Otros médicos utilizan un fármaco llamado eritropoyetina, que estimula la producción de células sanguíneas en pacientes que necesitan una transfusión sanguínea por anemia.
Michael Mencias, director médico del Metropolitan Jewish Health System de Brooklyn, recuerda un caso concreto con una paciente testigo de Jehová que tenía cáncer y necesitaba una transfusión urgentemente. Para respetar sus creencias religiosas, Mencias y su equipo buscaron una alternativa.
«Se trataba de una situación complicada en la que era necesaria una transfusión inmediata, pero ella se negaba», recuerda. «La solución alternativa fue administrarle fluidos intravenosos e inyectarle eritropoyetina para estimular el recuento sanguíneo, pero eso era lo máximo que podíamos hacer.
Al principio funcionó, pero hacen falta unos días para que el fármaco estimule el aumento de células sanguíneas. En cambio, una trasfusión habría tenido un efecto inmediato. La salud de la paciente fue empeorando y cada vez era más difícil mantener el recuento celular, pero ella se mantuvo firme en sus creencias y nosotros la respetamos».
Fracciones sanguíneas
Si bien aceptar transfusiones completas es impensable para los testigos de Jehová, su fe se muestra más laxa con los «productos» derivados de la sangre, como el plasma, las plaquetas y los glóbulos blancos y rojos.
El número del 15 de junio de 2000 de La Atalaya aborda la cuestión de si las fracciones sanguíneas son aceptables teniendo en cuenta que no pueden considerarse «sangre íntegra». La respuesta de la organización se reduce básicamente a esto: «No podemos decirlo. La Biblia no da detalles al respecto, por lo que cada cristiano debe tomar una decisión consciente ante Dios».
Secretos
«El paciente pedía no recibir visitas ni llamadas telefónicas», señala Allison Squires, profesora de la facultad de Enfermería del Rory College (NYU). «No querían que ningún miembro de su comunidad religiosa viera lo que estaban haciendo».
Squire estuvo diez años trabajando como enfermera en un hospital con pacientes testigos de Jehová con enfermedades vasculares que a veces requerían trasfusiones de sangre. Squire no recuerda ni un solo caso en su unidad en el que un testigo de Jehová rechazara recibir una trasfusión, aunque enfatiza que todos ellos se mostraban muy insistentes en que nadie aparte del equipo de trasfusiones se enterara de su decisión.
Intervenciones jurídicas
Por lo que respecta a los menores en situaciones de emergencia médica, a veces las alternativas a las trasfusiones de sangre no son una opción. Jay Requarth es un cirujano cardiotorácico jubilado que durante su residencia tuvo un caso de una testigo de Jehová de 15 años. La vida de la joven dependía de una trasfusión de sangre, que el equipo de urgencias procedió a administrarle.
«Cuando llegó la familia», recuerda Requarth, «corrieron a donde estaba la paciente y rompieron la bolsa de sangre. Obviamente, se trataba de un asunto muy importante para la familia y los cuidadores, pero en estos casos la justicia se pone de parte de los médicos. En aquel caso, avisamos al abogado del hospital, que nos dio luz verde para hacer la trasfusión, y la policía se llevó de allí a la familia.
Curtis cree que en este caso no excomulgarían a la joven, pero que la trasfusión debió de suponer una gran tragedia para la familia. «Aunque fuera un hecho muy triste, nadie de la comunidad ni Dios mismo podría culparla por ello».