Por Ramos Camacho. Una zona, distrito o barrio rojo, rosa o de tolerancia es un área de una ciudad donde se concentra la prostitución y otros negocios relacionados con la industria del sexo. En nuestro país aún no se ha materializado un proyecto municipal que organice el trabajo sexual de las personas adultas de manera legal. En ese sentido, debemos cuestionarnos ¿si realmente la creación de esta zona sería libertinaje? ¿es necesario una zona rosa? y ¿cuáles serían las ventajas y consecuencias de este espacio?
La iniciativa que proponemos no está diseñada para que las mujeres y hombres recurran a este oficio, sino para garantizar la seguridad y la salubridad de esta actividad pues al ser un oficio legal pero que se da en la mayoría de los casos en forma clandestina, hace que no se pueda tener una correcta fiscalización y control mínimo vital sobre ella, originando así la trata de personas, el contagio de enfermedades de transmisión sexual, el maltrato a las trabajadoras sexuales y otros repudiables actos que rodean esto.
Esta zona ayudaría a la reducción de los actos antes mencionados, a la prostitución clandestina y la erradicación de este oficio de las calles, que a veces trae consigo drogas, asesinatos y acciones delincuenciales en los vecindarios donde se ubican las trabajadoras sexuales.
Debemos recordar que la prostitución es permitida en el República Dominicana, no obstante, lo que sí es un delito es el proxenetismo, que es la inducción de una persona a la prostitución y lucrarse de ella pero si se concretiza este proyecto, esto podría ser controlado y así podríamos reducir las víctimas de este ilegal acto, que muchas veces son menores de edad.
Algunas ciudades han implementado este concepto, como Hamburgo y Ámsterdam, entre otras, que han hecho de esta modalidad uno de sus principales atractivos. Por estas razones esta propuesta no solo podría ser un lugar de placer regulado, sino un lugar turístico, siempre y cuando el proyecto sea bien efectuado, donde se concentren antros, discotecas, bares y negocios relacionados al comercio sexual, tales como table dance, video pubs, sex shops, clubes de striptease…
Por último, este plan podría dar muchos derechos a los trabajadores sexuales, pues podrían entrar a planilla como cualquier otro trabajo remunerado y recibirían todos los derechos de un asalariado normal y como no hay derechos sin deberes también tendrían que pagar impuestos.
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