Detrás de una de las máscaras de la serie española se esconde la nieta de Lola Flores. Y la musa que inspiró el hit «Alba», que popularizó Diego Torres.
Algunos la llaman “la Nairobi de Vis a Vis”, tanto que ahora utilizan su imagen para promocionar la nueva temporada de la historia carcelaria.
Otros le dicen “Nairobi” a secas. Para los fanáticos de La casa de papel -serie en la que su personaje lleva esa ciudad como apodo- es Agata Jiménez, tal la identidad de esta atracadora de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
Indica Silvina Lamazares que para la prensa de España es “la nieta de Lola Flores” o “La hija de Antonio”. ¿Pero quién es, verdaderamente, Alba Flores? Tiene alma de gitana, apellido con gloria y un presente que invita a ser reconocida con nombre propio.
Quien la haya visto trabajar más allá de La casa de papel habrá notado que tiene suficientes herramientas actorales para abrirse camino a fuerza de talento, sin necesidad de recurrir a las facilidades que le puede dar una familia que pisa fuerte en el medio artístico.
Hija de un músico y una reconocida productora teatral -Ana Villa-, nieta de “La Faraona”, sobrina de Rosario y Lolita Flores y sobrina nieta de Carmen, Alba siempre que pudo explicó que eligió el Flores de apellido (está anotada como Alba González Villa) sólo por una necesidad afectiva. Y para acompañar ese concepto, su hoja de ruta demuestra que la comodidad no es lo suyo. Que peleó -y cuidó- cada papel que consiguió.
En las reuniones familiares aseguraba que de grande sería cantante, como papá y la abuela (y otros familiares). Y no mintió: si bien pisa firme en la actuación, tal vez su oficio principal, también despunta el vicio como cantante, en un circuito más alternativo que comercial.
Con su amiga Najwa Nimri (la Zulema Zahir de Vis a Vis, la villana de la serie de Netflix) ha diseñado el proyecto musical Drac Pack. Su voz también sonó firme en una de las canciones de Al final del camino: para musicalizar la película con Malena Alterio y Fernando Tejero, Alba eligió grabar un tema de su padre, No puedo enamorarme de ti. Bien vale la pena escucharla.
La primera baldosa de su camino actoral data del 2005, cuando debutó en el filme El calentito, de Chus Gutiérrez. Pronto fue hilvanando trabajos en cine y TV, donde se destacó, entre otras series, en El tiempo entre costuras (era Jámila) y en Vis a Vis.
En esta última fue (es, en tiempos de streaming) Saray Vargas, una presa rebelde y carismática a la que en el penal llaman “la gitana”. Pero claro que los que la descubrieron en La casa de papel y luego la encontraron en Vis a Vis la identifican como la Nairobi de la cárcel.
De todos modos, si alguien quiere saber más de esta mujer de 31 años y un carisma envidiable, no tiene más que darle play a Alba, el tema que su padre -que murió en 1995- le dedicó a su pequeña y que Diego Torres convirtió en hit: “El sol te doró la piel, para que morena fueras, y a una palmada se oyó, el canto de una sirena / No sé por qué, dos estrellas bajaron para rizar tu pelo, olé y olé / No sé por qué, dos cometas se convirtieron en tus ojos negros / Tan bonita, tan morena, tan gitana como era… La flor que siempre quise en mi jardín”.