En su primer discurso como presidente de Cuba, que difunde íntegramente la prensa local el viernes, Miguel Díaz-Canel hizo pocos anuncios pero envió mensajes a varios sectores de la sociedad cubana y del mundo.

En alusiones breves, como ráfagas, el sucesor de Raúl Castro responde dudas y especulaciones sobre el futuro de las reformas, el castrismo y la continuidad sin ruptura en el relevo generacional.



También sobre el apoyo de las influyentes fuerzas armadas, que por primera vez tendrán un jefe civil, las relaciones con Estados Unidos y la importancia del gobernante Partido Comunista.



– Continuidad de las reformas –

«El mandato dado por el pueblo a esta Legislatura es el de dar continuidad a la Revolución Cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que logremos avanzar en la actualización del modelo económico y social, perfeccionando y fortaleciendo nuestra labor en todos los ámbitos de la vida de la nación».

– El Partido Comunista –

«Para nosotros está totalmente claro que solo el Partido Comunista de Cuba, fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, garantiza la unidad de la nación cubana y es el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en sus líderes».

– Apoyo de las FF.AA. –

«Contamos con la fuerza, inteligencia y sabiduría del pueblo, con la experiencia y liderazgo del Partido, con las ideas de Fidel, con la presencia de Raúl (…) y con la fuerza, el prestigio, la lealtad y la ejemplaridad de un ejército fundado por ellos que jamás dejará de ser el pueblo uniformado».

– A EEUU –

«Ratifico que la política exterior cubana se mantendrá inalterable y reiteramos que nadie logrará el propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, porque Cuba no hace concesiones contra su soberanía e independencia, no negociará principios ni aceptará condicionamientos. Jamás cederemos ante presión o amenaza; los cambios que sean necesarios, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano».

– Conducción colectiva –

«Tendremos que ejercer una dirección y conducción cada vez más colectiva, como siempre en permanente vínculo con la población y facilitando la participación del pueblo en las tareas revolucionarias y en la toma de decisiones a través de procesos ampliamente democráticos que ya son parte inseparable de la política nacional».

– A la expectativa popular –

«No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años. Vengo a entregar el compromiso de trabajar y exigir por el cumplimiento del programa que nos hemos dado como gobierno y como pueblo en los Lineamientos de la política del Partido y la Revolución, a corto, mediano y largo plazos».

– A la oposición-

«Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha. En Cuba, por decisión del pueblo, solo cabe darle continuidad a la obra, unidas las generaciones nacidas y educadas en la Revolución y la generación fundadora, sin ceder ante las presiones, sin miedo y sin retrocesos».

– Al mundo –

«Siempre estaremos dispuestos a dialogar y a cooperar con quienes a su vez lo estén desde el respeto y el trato entre iguales».

– A los artistas e intelectuales –

«El esfuerzo y el sacrificio de los revolucionarios cubanos siempre han estado abrazados por la poesía y el canto, el arte y la crítica. Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana».

– A los que anuncian el fin del castrismo –

«Afuera hay un mundo que nos mira con más interrogantes que certezas. Por demasiado tiempo y de las peores maneras ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerrilleros».

– A los ideólogos y la prensa –

«En la era de las comunicaciones nuestros adversarios han sido hábiles para mentir, tergiversar y silenciar la obra revolucionaria. Y ni aun así han podido destruirla. Nos corresponde ser más creativos en la difusión de nuestras verdades».

«Debemos aprender a emplear más y mejor las posibilidades de la tecnología para inundar de verdades los infinitos espacios del planeta internet donde hoy reina la mentira».