Por María Nicaury Ureña: Hoy día compartir fotografías sobre diferentes acontecimientos, momentos, celebraciones y demás, se ha convertido en algo esencial en la vida de muchos.
Gracias a las redes sociales y a los nuevos dispositivos móviles es fácil grabar videos y tomar fotos de lo que se hace y a su vez compartirlas de manera inmediata. Las imágenes permiten guardar esas ocasiones significativas y todo aquello que provoca alegría, pero, ¿qué sucede cuando esto se convierte en una obsesión?
Para algunas personas visitar un sitio sin haber tomado una fotografía y posteriormente publicarla, es como no haber ido, “disfrutar” de un platillo sin haber capturado los alimentos en él es como no haber comido y comprar un vehículo, casa u otro bien sin difundirlo es como no tenerlo, convirtiéndose de esta manera en una persona que necesita mostrar lo que hace y posee para poder “Disfrutar de ello”.
Es cierto que son muchos los beneficios que se pueden obtener de las redes sociales como una forma de comunicación, fuente de información, vía para negociar, publicitar y también podrían utilizar como una herramienta para instruirse. Estas permiten que el usuario pueda enterarse de los acontecimientos más relevantes, a pesar de que mucho de lo que por allí se propaga puede ser falso, además fomenta la libre expresión de los ciudadanos y puede ser una vía de aprendizaje cuando se siguen las páginas adecuadas.
Además, hay personas que viven de sus redes sociales como lo hacen los llamados influencers, según la página influencer marketing, es un individuo que tiene el poder de afectar las decisiones de compra de otros debido a su autoridad, conocimiento, posición o relación con su audiencia. Este grupo cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor para diferentes marcas. A través de sus fotografías publicitan todo aquello por lo que reciben comisión.
Si usted sigue a algún influencer, comprenda que dedicarle la mitad de su día a sus redes sociales y fotografiar la mayor parte de las cosas que realizan, lo hacen porque este es su trabajo.
Cuando quieras saber si en verdad desea visitar un lugar, realizar alguna actividad, o ayudar a algún necesitado pregúntate: ¿Si yo dejara el celular en casa o no comparto las fotos que tome en esta experiencia, aún desearía ir o hacer aquello? Si su respuesta es no, su verdadera intención es ganarse unos likes o seguidores y seguir alimentando la vida que vive para los demás sin obtener nada provechoso de ello.
Es hoy necesario que la gente, especialmente los jóvenes, comprendan que la verdadera vida se vive fuera de las redes sociales, el excesivo tiempo que se le dedica a ellas, sin obtener ningún beneficio debería ser utilizado en acciones productivas como leer, iniciar o preparar algún proyecto, estudiar, realizar aquello que le será productivo y trabajar para materializar sus anhelos.