Su apodo lo dice claro, “Nano el Sicario”, mote que generalmente le ponen a los que tienen en su espalda varias muertes. Su accionar no era desconocido por nadie en su barriada de los Guandules, sector al que se encargaba de proteger de que otros no les hicieran daño a su gente.
“Si quieren atracar que atraquen, pero en mi barrio no”, era una frase común que utilizaba Luis Manuel de la Rosa, apodado (Nano El Sicario), quien el pasado martes fue asesinado de varios disparos en su mismo sector cuando se trasladaba con su pareja sentimental en un motor.
Informa el Listín Diario que sus muertos eran conocidos por todos, pues no guardaba la apariencia al momento de caerle a tiros a alguien y matarlo delante de quien fuera. Sus hazañas delictivas también abarcaban llegar a un punto de droga, atracar a todo el que estaba y llevarse el dinero y la droga.
Delante de sus adversarios era un probó, pero cuando se trataba de estar frente a las autoridades del orden se hincaba de rodillas y se ponía las manos detrás de la cabeza. Delante de ellos, de ser un hombre agresivo pasaba a convertirse en un “noble ciudadano”.
Entre sus muertos figuran Selsi Delfin Jones, otro conocido solo como Kelvin, y el joven Medina Muñoz (Petete), todos asesinados un mismo día en 2015, según un reporte policial. También se le acusa de la muerte de Frank Luis Díaz Encarnación un año después.
Durante el conocimiento de la audiencia por este último crimen, Nano El Sicario amenazó a la jueza de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, Suinda Brito, de que si lo mandaba para el 15 de Azua la mandaría a matar. Pero la magistrada hizo poco caso a su advertencia y le impuso un año de prisión preventiva en el referido centro penitenciario.
Tenía el total control de sus armas y si alguna se le perdía el responsable tenía claro que si no aparecía sentiría el golpe de los plomos que sentían las víctimas de él y su banda.
“Un día se le perdió un arma, su grupo dijo que no sabía dónde estaba y le dio un tiro a dos de ellos en la pierna”, dijo uno de sus vecinos. Él, por su parte, andaba con dos pistolas, para utilizar una en cada mano en caso que fuera necesario.