La Reina Isabel II del Reino Unido asumió el trono en el año de 1952. Ha estado al frente de la corona británica durante 66 años. En septiembre del 2016 superó, en tiempo, al reinado de su tatarabuela la reina Victoria.
LA REINA NO NECESITA LICENCIA PARA CONDUCIR
Resulta que todas las licencias para manejar que se otorgan en el Reino Unido se emiten a nombre de la Reina, así que, de acuerdo con esta regla, técnicamente no es necesario que ella emita su propia licencia. Es la única persona que no necesita este documento para conducir cualquiera de sus autos.
Tampoco necesita pasaporte, de hecho, ningún miembro de la familia real le necesita, es por la misma razón que la licencia.
TIENE SU PROPIO CAJERO AUTOMÁTICO
Existe un cajero automático instalado en el sotano del Palacio de Buckingham, el cual, sirve a la Reina y a la familia real. El cajero es administrado por Coutts, uno de los más prestigiosos y exclusivos bancos británicos.
PUEDE DESPEDIR A TODO EL GOBIERNO DE AUSTRALIA
La Reina tiene ciertos poderes sobre el Gobierno de Australia. Por ejemplo, en 1975 el representante de la Reina en aquél país despidió al Primer Ministro en turno.
Además, la Reina, como Jefa de Estado, también tiene influencia en Las Bahamas, Barbados, Belize, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, y todos aquellos países que pertenecen al Commonwealth.
NO PAGA IMPUESTOS
La reina Isabel II está exenta del pago de impuestos, sin embargo, hace sus contribuciones como cualquiera desde 1992.
LE PERTENECEN TODOS LOS CISNES DEL RÍO TÁMESIS
Todos aquellos cisnes que, no estén marcados o identificados por algún dueño en particular y que naden en el Río Támesis le pertenecen a la Reina por medio de la Corona. Anualmente se realiza un censo de cisnes en el que se les coloca un distintivo para contarlos, y así se recuerda esta tradición. El sitio de la Corona lo indica así.
LE PERTENECEN LOS DELFINES Y BALLENAS DE LAS AGUAS BRITÁNICAS
Un decreto que data del año 1324, dado a conocer durante el gobierno del rey Eduardo II, indica que a la Reina le pertenecen todas las ballenas, delfines y esturiones que habitan en las aguas británicas.
A estos animales se les reconoce como “peces reales”, y si son capturados dentro de 5 kilómetros de las costas del Reino Unido, entonces pueden ser reclamados por la Corona.