En la conversación mundial sobre la violencia de género se confunden estos dos términos. Para estar claros, el acoso sexual engloba conductas ofensivas, avances sexuales indeseados y discriminación laboral o educativa.

Mientras que el abuso sexual ya trasciende el espacio físico, con violaciones, felaciones, besos o caricias forzadas. Aunque una pueda derivar en la otra, son dos planteamientos inaceptables.

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