Los niños en cualquier situación de peligro buscan a sus padres, porque saben que ellos los defenderán y nada podrá pasarles. Él niño sabe que, cuando grita, inmediatamente llama la atención y no tiene que temer, porque ya lo escucharon y pronto vendrán a ayudarlo.
Así somos nosotros delante de nuestro Padre Celestial. Cuando levantamos nuestra voz de inmediato nos responde y nos auxilia en todo lo que necesitemos, sin poner condiciones. Está sentado en Su trono, esperando ese momento para ver y sentir la necesidad de uno de nosotros.
Qué hermoso es saber que no estamos solos y desamparados, que no importa quién nos haya hecho la guerra, porque sabemos que estamos bajo Sus alas y a Sus ángeles ha enviado para que nos guarden de todo mal.
No te dé vergüenza ni pienses que has molestado demasiado y que puede enojarse por las veces que Lo has llamado; porque se siente realizado cuando mostramos dependencia absoluta hacia Él. Insiste y nunca te canses de llamarlo cuando Lo necesites, porque está esperando que alguien grite “Papá”.
Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios