Francia confirmó su favoritismo y pasó con susto a la final del Mundial de Rusia-2018 al vencer 1-0 a Bélgica, a la espera de Croacia o Inglaterra para el partido consagratorio.
El defensa Samuel Umtiti al minuto 51 llevó de cabeza a los Bleus a su tercera final mundialista tras lograr el título de 1998 en su territorio y caer ante Italia en Alemania-2006.
El equipo dirigido por Didier Deschamps espera ahora por el vencedor de la otra semifinal, entre Inglaterra y Croacia que se enfrentan el miércoles en Moscú.
Umtiti aseguró en declaraciones al canal francés TF1 que los Bleus «estamos escribiendo nuestra propia historia», al recordar los 20 años del primer título mundial.
«Hemos jugado un gran partido y era lo que se necesitaba para llegar a la final», declaró el defensor del Barcelona. «Estoy orgulloso por todos», añadió.
– No le sobró nada –
En un partido equilibrado y emotivo entre dos de los mejores seleccionados de Rusia-2018, el equipo de Deschamps sacó ventaja de un balón detenido desde la esquina que el defensor central del Barça desvió de cabeza. Y con un testarazo alcanzó, pese a las zozobras que padeció el portero galo, Hugo Lloris.
Con apenas algunos destellos de calidad de Kylian Mbappé y muy poco de Griezmann, Francia igualmente se las arregló para contener a una Bélgica que estuvo al borde del ataque de nervios tras el tanto galo, con mucho empuje y vértigo, pero pocas ideas.
Eden Hazard ya no fue el conductor que con sus regates llevó inquietud a Lloris y los Diablos Rojos se quedaron huérfanos de fútbol. Y sin su primera final.
«Si hay que perder de alguna forma, que sea así como lo hicieron los jugadores, dándolo todo hasta el último segundo», elogió el entrenador de Bélgica, Roberto Martínez.
Los belgas habían marcado más que nadie (14 goles) en el torneo pero se fueron en blanco en el partido que estaban decididos a superar la anterior mejor clasificación, la semifinal de México-1986 cuando fueron eliminados por la Argentina de Diego Maradona, luego campeona.
A la orgullosa campeona del mundo en 1998, los 12 años que han pasado desde su dolorosa última final -la perdida contra Italia- le han parecido una eternidad. Humillada por su propio ridículo en 2010 e insuficiente en 2014, Francia llegó a Rusia más joven que nunca y con resto físico y futbolístico como para preocupar, y mucho, a Croacia o Inglaterra .
– Héroes –
Aunque la única certeza en Rusia a estas alturas, después de un mes desafiando al orden, es que los galones de poco sirven camino a Moscú. Así lo ha entendido el equipo de Gareth Southgate, despojado de los brillos que le deslumbraron en el pasado para encontrar el camino de regreso a su primera semifinal desde Italia-1990.
«Me encantaría que nos enfrentáramos a la Inglaterra de antes, ahora es una Inglaterra con mucha hambre, mucho poderío, están andando por la tierra, no por las nubes, van a tener mucho peligro», valoró Davor Suker, presidente de la Federación croata y héroe del tercer puesto de 1998, sobre el duelo del miércoles.
La eficacia de un imparable Harry Kane se verá en Moscú con el firme Subasic y la magia de Modric, Rakitic y los suyos en un choque de estilos para una semifinal a la que ambas selecciones llegan pensando en sus héroes.
«Hemos dado varios pasos históricos: conseguimos nuestra mayor victoria en un torneo para Inglaterra (6-1 contra Panamá), nuestro primer triunfo en un duelo eliminatorio en diez años, nuestra primera victoria en unos cuartos de final en mucho tiempo, así que vamos a intentar seguir derribando esas barreras», afirmó Gareth Southgate, el técnico inglés, este martes en la concurrida sala de prensa del estadio Luzhniki de Moscú.
Los ‘Pross’ en la generación que les dio su único trofeo en 1966 y los balcánicos en aquel grupo que hace dos décadas puso a soñar con fútbol a este joven país que tanto dolor tenía para dejar atrás.
Ambas naciones prometen paralizarse el miércoles a partir de las 18H00 GMT como lo hicieron para los cuartos, mientras en Francia ya pusieron a enfriar el champagne de las grandes ocasiones, y los belgas casi acarician un trofeo que queda a solo dos victorias.
En eso consiste la Copa, en parar un rato el mundo una vez cada cuatro años.