El sábado por la mañana acudí hasta el malecón de Santo Domingo ante la convocatoria realizada para colaborar en la limpieza de la basura acumulada en dos áreas especificas, la playa ubicada en el Monumento Fray Antón de Montesinos y el Fuerte de San Gil, esta última severamente afectada tras el cumulo de residuos que arrastró el río Ozama luego de los remanentes de una tormenta hace más de dos semanas.
Por un lado me sentí mal pensando en el impacto medioambiental causado por la mano del hombre y de la forma en que nos olvidamos que a medida que más daño hacemos, así mismo vamos destruyendo nuestro futuro.
Por otro lado me sentí bien al ver cientos de ciudadanos preocupados, colaborando, ofreciendo sus manos, su tiempo, acudiendo en familia, uniéndose a las autoridades, formando cadenas humanas para retirar desechos sólidos.
Admirable el trabajo de Nashla Bogaert, es de las figuras que no se quedan detrás de las redes sociales pidiendo a los demás que hagan, estuvo al frente de un equipo coordinado por la Cervecería Nacional Dominicana, diciendo presente, clasificando los desechos colectados y devolviendo al suelo aquellos propios del entorno.
Falta mucha basura por recoger, pero mucha, es deprimente que no tengamos la tecnología para tratar situaciones de esa naturaleza y es una tarea pendiente de la Alcaldía del Distrito Nacional, El Ministerio de Medio Ambiente y la demás autoridades competentes.