De las cosas que andan mal con nuestro sistema de seguridad social es la falta de información sobre su funcionamiento y muchas de las definiciones que aparecen, en vez de ayudar, confunden.
En el año 2005 empecé a laborar en la Fiscalía del Distrito, un departamento llamado Litigación Inicial, camisita blanca, corbatica negra, segundo día de trabajo, suena mi extensión y era Belkis, quien estaba en la Recepción y me dice: “Pedro, te buscan”, al salir veo dos personas, un hombre y una mujer, con papales en mano, lapiceros, paraguas, vasos, agendas y unos “formularios de aplicación”. Se identificaron como representantes de AFP -Omitamos el nombre- y me dijeron: “toma ese paraguas, esa libreta y firma ahí, eso es para tu pensión”.
Siempre he sido un poco esquivo cuando noto mucho esfuerzo en que acepte algo que supuestamente me conviene. La vida me ha enseñado lo escaso que es el altruismo y por la Odisea de Homero aprendí que a caballo regalado si hay que mirarle bien el colmillo.
Bueno, sin importar cuan cauto fuera, en Recursos Humanos se ocuparon de decirme “eso es obligatorio” y como los RD$5,000 que ganaba me hacían falta, me dejé de vainas y firmé ¡ya tenía mi AFP! Pero no fue hasta el 2009, cuando empecé a trabajar en la DIDA (Dirección de Información y Defensa de los Afiliados a la Seguridad Social) que comprendí como funcionaba esto de las pensiones, las implicaciones que tenía y que era eso que me mandaban cada seis meses por correo electrónico.
¿CCI?
Cuenta Capitalización Individual, si eres empleado y figuras en una nómina, aunque sea como botella o en una empresa familiar que te pusieron para que “tuvieras seguro”, tienes una CCI, que es algo así como una cuenta igual a la de los bancos donde “te guardan” parte de tu sueldo para la pensión y a la que si eres actualmente menor de 35 años, no tendrás acceso como mínimo en el año 2033, que es cuando empezarán a pagarte menos de la mitad de tu salario.
Pero no estés triste, todos estamos en el mismo barco, bueno, realmente no todos, pero ese es otro cuento más largo; por ahora lo que toca es darle buen uso a ese internet: entra a la página de la Superintendencia de Pensiones (https://www.sipen.gob.do), y en el menú superior, donde dice “Servicios” dale a “consulta de AFP”, te va salir otra página que al final tiene un cuadrado pequeño donde debes de poner tu número de cédula, la colocas, das “clic” al cuadro azul que dice “consultar y ¡listo! ¿qué haces con esto? Igual como usas Google para buscar fotos de perritos y chismes de famosos, busca el teléfono de esa AFP, llamas, actualizas tus datos para que te manden un correo cada seis meses sobre como va tu dinero y lo más importante, infórmale, a tu pareja, hijos, padres, hermanos, cualquier persona cercana en quien confíes, que tu dinero está en AFP tal ¡así no serás parte de los tantos millones no reclamados!
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