Por Katherine Taveras: Mucho se ha escrito sobre los síntomas de un duelo, sobre cómo enfrentarlo e incluso la influencia de los seres queridos en ese proceso. Realmente los expertos en salud mental y coach motivacionales han hecho un buen trabajo nutriéndonos de datos importantes sobre esa parte de la vida que muchas veces nos toca enfrentar sea por la pérdida de un ser querido, el rompimiento de una relación e incluso la pérdida de un empleo.
¿Pero que hay desde la perspectiva de quien lo vive? ¿Qué hay desde la perspectiva de la persona que se enfrenta con los sentimientos y situaciones que vienen en conjunto con ese proceso?
Hablando desde una óptica del afectado podría decirse que lo mejor es buscar ayuda profesional cuando se entiende que no se está pudiendo superar solo. Sin embargo, el que está en el duelo piensa en todo menos en buscar ayuda. Solo lo hace si escucha recomendaciones externas pero no es la primera idea que llega a la cabeza.
El proceso se vuelve más complejo cuando empiezan los consejos que no has pedido, los argumentos vacíos de quienes entienden que tienen respuestas que ni tú mismo conoces, cuando absolutamente todos tienen una actividad en la que desean incluirte para que distraigas la mente pero nadie te ha preguntado si en realidad quieres estar ahí.
A veces lo único que una persona en duelo necesita es un mensaje de ¨estoy contigo en este momento¨. Irónicamente lo más sencillo se vuelve lo más importante y elemental.
En el camino a la superación y sanidad no se desea escuchar ¨te lo dije¨, mucho menos ¨eso era lo que Dios quería¨, porque les diré algo ¡NO! Lo que Dios quiere no es que tú sufras bajo ninguna circunstancia, ni por muertes, ni por pérdidas, ni por soledad. Lo que Dios permite es porque estamos vivos y no somos exentos de las situaciones negativas de la vida.
Si conoces a alguien que está atravesando un duelo no le hagas lista de las posibles razones por las que sucedió. No le recuerdes los bellos momentos del pasado que no van a regresar. No le alimentes la culpabilidad o ansiedad con comentarios alimentados de falso optimismo. Déjalos que lo sufran, que lo vivan porque como todo PROCESO tiene final.
Y si quien vive el duelo eres tú, déjame decirte que este sentimiento pasará, que tienes derecho a sentir enojo, rabia y a cuestionar porqué. Pásalo, súfrelo… Cuando menos te des cuenta despertaras y vendrán respiros de paz a tu corazón. Cuando menos lo esperes te darás cuenta que todo ha vuelto a estar bien.