SANTO DOMINGO.-El miedo a morir en un instante por el impacto de uno de los tantos tornillos o trozos oxidados y pedazos de concreto que caen a diario sobre los vecinos que hacen vida debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez (la 17) alerta sobre el deterioro que registra esa plataforma.
Una situación similar se presenta con los chorros de agua que caen a cántaros cuando llueve, por el mal estado de los pisos de rodamiento y desagües de esas infraestructuras, que forman parte de los nueve viaductos que comunican entre sí al Gran Santo Domingo, cada uno con algún grado de abandono o paulatino daño estructural.
Durante un recorrido por parte del periódico El Dia, que incluyó este puente, el Juan Pablo Duarte, Profesor Juan Bosch, Ramón Matías Mella (de la bicicleta) y el Flotante, que comunicam al Distrito Nacional con el municipio San Domingo Este, así como el Jacobo Majluta y el Francisco J. Peynado (Villa Mella), ubicados en Santo Domingo Norte, se constató el grado de erosión, las grietas y la falta de mantenimiento de estas estructuras viales.
A este malestar se suma el que la mayoría de estos presentan debajo personas hacinadas, escombros y malezas, lo que contribuye al socavamiento de sus bases, las que lucen oxidadas.
Se agregan los atracos que se realizan al caer la noche cuando los puentes se quedan en total oscuridad.
Vida bajo un puente
Bienvenido Montilla, quien llegó a Los Guandules hace 39 años, narró que durante el ciclón George un “hierro” le destruyó su casa, que en ese momento era de madera.
Manifestó que, a pesar de que los comunitarios han solicitado ayuda de las autoridades, las mismas no han acudido en su rescate.
Mientras que en el puente Francisco J. Peynado, ubicado sobre el río Isabela y que conecta a la comunidad de Villa Mella con el Distrito Nacional, las cosas no son tan distintas a lo que ocurre en la avenida 17, ya que a simple vista es un puente que se encuentra en buen estado, pero los transeúntes dicen lo contrario.
Una parte del puente está iluminada porque la empresa INCA le da el soporte a las lámparas para que sus empleados no sean asaltados”, dijo Polonio Hernández, de 47 años, motoconchista en la parada Zona Industrial Isabela, ubicada en la entrada del municipio de Villa Mella.
Hernández, quien desde el año 1993 ejerce el oficio, explicó que la última vez que el puente fue sometido a mantenimiento fue en el año 1997 cuando se le retiró el asfaltado para ver las condiciones de los hierros, y que desde esa época las autoridades no hacen nada.
Puente Jacobo Majluta
Este comunica las avenidas República de Colombia y Jacobo Majluta. En sus alrededores están ubicados el cementerio Jardín Memorial, el Parque Mirador del Norte y un play de béisbol.
Sin embargo, se encontraba en mejores condiciones que los anteriores, ya que no presentaba cúmulos de basura ni deterioro en su pintura, pues según Molly Isidore, quien lo cruza cada día, los empleados del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte limpian el lugar cada jueves.
Mantenimiento
El experto en puentes y también profesor de la carrera de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Manuel Antonio Taveras, manifestó que a pesar de que los puentes en la actualidad se encuentran con asfaltado en buenas condiciones y sin basura, es notorio que les hace falta mantenimiento en su pintura, en las lámparas y en su estructura.
Explicó que en otros países los puentes con el tipo de estructura que posee el Francisco del Rosario Sánchez tienen un mantenimiento continuo durante todo el año y se designa un equipo especial de rehabilitación para que se encargue de la adecuación de los tornillos y las áreas oxidadas, aplicando pintura anticorrosiva y también para sustituir las partes afectadas por algún tipo de daño, cosa que no ocurre en República Dominicana.
El ingeniero precisó que el problema no solo radica en el mantenimiento, sino que a la hora de construir un puente se debe buscar un equilibrio entre seguridad y economía, siendo los principales criterios para su construcción el área de desagüe adecuada al caudal de diseño, lo que significa que sea apropiado el espacio que se debe dejar para el paso del agua cuando llueve.
Lo que ocurre denota dejadez por parte de las autoridades, resultando afectados los transeúntes, quienes cada día cruzan los puentes para llegar a sus destinos.
1955 Construcción
El puente Duarte se construyó con fondos nacionales durante el gobierno de Trujillo