Ciudad Hidalgo, México. Cientos centroamericanos, en su gran mayoría hondureños, que viajaban en una caravana rechazaron esperar a que México les otorgara un permiso migratorio humanitario y cruzaron ilegalmente por la madrugada y avanzaban este viernes por carreteras con el anhelo de llegar a Estados Unidos.
Los migrantes, entre los que se contaban mayoritariamente hombres pero también con presencia de mujeres con niños, cruzaron antes del amanecer por el puente fronterizo y el río Suchiate, división natural entre México y Guatemala, para ingresar a la comunidad mexicana de Ciudad Hidalgo, Chiapas.
Una periodista de la AFP constató el cruce de los centroamericanos sin que interviniera autoridad alguna, además de que en la zona no se apreciaba despliegue de fuerzas de seguridad.
«Cómo íbamos a estar parqueados (parados) cinco días sin comida, sin nada, sin dinero (…) Queremos seguir avanzando para el norte, México no, para los Estados» Unidos, dijo un hondureño que se identificó sólo como Juan Carlos.
El gobierno mexicano había advertido que no permitiría el ingreso irregular de centroamericanos y ofrece entregar en cinco días un permiso humanitario por un año que les permitirá trabajar y acceder a servicios de educación y salud.
Pero este grupo lo rechazó y por la mañana caminaba sobre la carretera que conduce a Tapachula, la ciudad más cercana a la frontera, cubriéndose la mayoría la cabeza con gorras y llevando mochilas a la espalda con sus escasas pertenencias.
«¡Lo logramos, logramos!, gritaban los migrantes en su andar por la orilla de la carretera, sobre la que desde muy temprano pegaba fuerte el sol.
«Vamos a ver si agarramos el tren para seguir adelante», añadió Juan Carlos al reconocer que no tiene claro cómo recorrerá miles de kilómetros para llegar a uno de los puntos fronterizos de México con Estados Unidos.
Esta es la tercera caravana que sale de Honduras desde que el 13 de octubre pasado partió una primera, que llegó a sumar unas 7.000 personas, seguida de otra cuatro días más tarde.
Las primeras caravanas entraron por la fuerza a México, sin pasar control migratorio alguno.
El grueso de estos grupos recorrió más de 3.500 kilómetros hasta la mexicana Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, donde muchos se han quedado varados ante la dificultad de cruzar ilegalmente o solicitar asilo del lado estadounidense, proceso que puede tomar meses o años.
Esta nueva caravana salió de San Pedro Sula el martes y ha avanzado en grupos.
