Para no empezar el año con proposiciones difíciles de cumplir, es importante poner las cosas en claro, proponerse metas realistas y tratar de mantener el equilibrio. Habrá altibajos que pueden poner a prueba las voluntades y los cuerpos más fuertes. Pero aquí hay algunas cosas clave que puedes hacer para sobrellevar los altibajos de la vida y mantenerte al día con tu salud y bienestar.
Organiza tu visita médica de prevención
Esta visita anual de atención preventiva es clave para mantenerte al tanto de tu salud. Recibirás un chequeo completo, además de todas las vacunas y exámenes de detección que puedas necesitar. Reunirte con tu profesional de la salud también te brinda una buena oportunidad para abordar cualquier inquietud y establecer tus metas de salud.
Practica el autocuidado
No es egoísta, es necesario. Necesitas cuidarte emocional, física y mentalmente para funcionar bien en este mundo loco, ocupado y exigente. El autocuidado puede ser un gesto tan pequeño como variar tu rutina y tomar otra ruta para ir al trabajo o tan grande como tomarte un día (o una semana) de descanso.
Otro ejemplo: aprende a decir no
Para todas aquellas que complacen a la gente y sienten que pueden (y deberían) enfrentarse al mundo: no siempre se puede hacer todo, ni deberías. Evita el estrés y el agotamiento y solo di «no». Muy a menudo, no se necesita una explicación. «No» de hecho, puede ser una oración completa.
Mantente activa
Los deportistas, en comparación con los adultos que no hacen ejercicio regularmente, pueden mantenerse más jóvenes. Sus defensas, niveles de colesterol y masa muscular están a la par de los de una persona más joven. Si no has estado haciendo ejercicio con regularidad, nunca es demasiado tarde para comenzar y aún puedes obtener grandes beneficios.
Aprende algo nuevo
Nunca eres demasiado madura para aprender una nueva habilidad. Este hábito mantiene tus células cerebrales activas. Aunque puede ser más difícil aprender cosas nuevas a medida que envejeces, está lejos de ser imposible. Aprende a pintar, a tocar un instrumento musical o domina un nuevo idioma: hay infinitas oportunidades para mejorar tu rendimiento mental.
Come en forma inteligente
Los cambios pequeños y fáciles realmente pueden sumar. Prepara un almuerzo casero aunque sea una vez a la semana, come 5 o más frutas y verduras cada día, come con atención y sin distracciones, mastica tu comida lentamente e incorpora grasas saludables con alimentos como las nueces, el aguacate, el aceite de oliva o de canola.
Deshazte de la palabra «dieta»
En su lugar, intenta cambiar tus hábitos e incorporar otros mejores en cada día. Presta atención a las señales de hambre y plenitud de tu cuerpo y come lo que quieras con moderación. (Sí, puede ser así de simple!)
Practica la gratitud
En lugar de enfocarte en lo que no tienes, enfócate en lo que tienes. Sentirte agradecida aumenta tu bienestar y felicidad y mejora sus relaciones, tu salud, optimismo y autoestima.
Prueba tu comida antes de agregar sal
Algunas personas buscan automáticamente la sal antes de que hayan tomado un bocado de comida. Acostúmbrate al sabor real de los alimentos: puede que la sal sea innecesaria. Hacer esto también puede restablecer tus papilas gustativas. Dejar el salero fuera de la mesa puede ser un buen comienzo para consumir menos sal.
Ponle un cierre a la cena
Tomar un refrigerio después de la cena puede agregar calorías innecesarias a tu dieta y te hará dormir mal. Apaga las luces de la cocina (o cierra la puerta) después de la cena, mantén los bocadillos fuera de la vista, apaga las pantallas, usa hilo dental, cepilla tus dientes y acurrúcate en la cama temprano con un buen libro.
Mantén sus emociones bajo control
Mejor salud emocional es igual a mejor salud física. Piensa antes de actuar, tómate un tiempo para disfrutar de las cosas y las personas que amas y maneja tu estrés con respiración profunda, meditación y ejercicio.
Procura darte bienestar
Dedica más tiempo a las cosas que te traen alegría y recorta las cosas que agotan tus emociones. Y no dudes en buscar ayuda profesional si te sientes incapaz de hacer frente a algo: no es un signo de debilidad, sino más bien uno de fuerza y sabiduría.
Fuentes consultadas: Holadoctor.com, Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.