Puerto Príncipe fue escenario este miércoles de nuevos enfrentamientos violentos entre la policía y manifestantes que piden la renuncia del gobierno y ocupan las calles de las principales ciudades de Haití desde hace una semana.

Un periodista fue herido en un antebrazo de un balazo durante un tiroteo entre policías y un grupo de manifestantes en el centro de la capital, según presenció un reportero de la AFP.



Un manifestante salta sobre una barricada durante las protestas del pasado lunes 11 de febrero Jeany Junior Agustin / Reuters

A escasos metros de las oficinas de la presidencia, las confrontaciones entre las fuerzas del orden y jóvenes, provenientes mayoritariamente de los barrios populares, fueron intensas y prolongadas: mientras los primeros disparaban gases lacrimógenos los segundos lanzaban piedras.

«Es una insurrección popular: los haitianos ocupan las calles y está claro que Jovenel (Moise, el presidente de la república, NDLR) no tiene más opción que renunciar», declaró Prophète Hilaire, uno de los manifestantes, en momentos en que las marchas todavía transcurrían sin violencia en la capital.



«Un gobierno que no puede dar alimentos y agua a su pueblo debe dimitir, pero también se necesita que la burguesía se decida a dejar de acaparar toda la riqueza. En los barrios populares somos más», advirtió.

Haití atraviesa desde el 7 de febrero una profunda crisis política. Las actividades están paralizadas por manifestaciones populares en las principales ciudades.

Desde el comienzo de la revuelta, el jueves, al menos 6 personas han muerto.

El martes, los 78 detenidos en una prisión de una pequeña ciudad del sur del país se fugaron en momentos en que tenía lugar una manifestación antigubernamental frente a la comisaría contigua a la cárcel, según testigos. Una investigación fue iniciada para determinar las circunstancias exactas de esta espectacular evasión.

La ira popular tiene como principal blanco al presidente Jovenel Moïse, en el poder desde 2017.

Fustigado por haber incumplido sus promesas y agravado la pobreza, el mandatario permanece en silencio.