Después de leer la historia de Jacob y Esaú, es posible que haya pensado: No puedo creer que Esaú vendiera su primogenitura por un guisado de lentejas. ¡Que tontería! Pero pensemos más allá de los derechos de nacimiento y el guisado. ¿Existe algo muy valioso que usted esté cambiando por algo de menor valor? En otras palabras, ¿cuál es su “guisado de lentejas”?

¿Ha buscado riqueza y una carrera a expensas de su familia? Tal vez su apretada agenda le ha impedido pasar tiempo con Dios en su Palabra cada día. Algunas personas se involucran en relaciones extramaritales, cambiando el bienestar de su familia por la satisfacción de sus deseos lujuriosos. Otros sacrifican su salud consumiendo sustancias dañinas o adictivas, o incluso por el exceso de comida.



Algunas de las decisiones que tomemos hoy podrían robarnos las bendiciones que Dios quiere darnos. Cuando cedemos a la tentación, en realidad sacrificamos nuestro futuro por un placer momentáneo. No podemos permitirnos basar nuestras decisiones en deseos o sentimientos inmediatos. Ya que el principio de sembrar y cosechar no se puede revertir (Ga 6.7), debemos considerar con seriedad lo que estamos sembrando. La cosecha vendrá, y en ese momento segaremos lo que hayamos sembrado, y más de lo que hayamos sembrado.

¿Piensa hacer algo que podría tener ramificaciones serias a largo plazo? Una persona sabia evalúa las decisiones mirando hacia adelante, para ver qué consecuencias negativas podrían generar. No permita que “un guisado de lentejas” arruine los planes maravillosos que Dios tiene para usted.



Fuente Encontacto.org