Paul Manafort, el exdirector de campaña del presidente de Estados Unidos Donald Trump, fue condenado por un tribunal del estado de Virginia a 47 meses de prisión por cargos de fraude bancario y fiscal.

Manafort, quien en abril próximo cumplirá 70 años, obtuvo una sentencia marcadamente inferior a la recomendada por el Departamento de Justicia, que había sugerido una pena de entre 19 y 24 años.



«El señor Manafort cometió delitos graves», declaró el juez T.S. Ellis, quien dictó la sorpresiva condena en una corte de Alexandría, en el estado de Virginia (este).



Al justificar su decisión, Ellis dijo que la recomendación de la fiscalía federal era excesivas y podía crear disparidades con casos similares.

En agosto, Manafort había sido condenado por fraude bancario y fiscal en un proceso también efectuado en Alexandría y que acaparó mucha atención mediática.

El exasesor de Trump, cuyos gustos caros fueron desvelados en el juicio -se gastó 15.000 dólares en una chaqueta de piel de avestruz que hizo marcar con la «M»-, fue arrestado en junio de 2018.

En una de las audiencias apareció en silla de ruedas vestido con el traje de prisionero. Sus abogados explicaron que sufre de gota y que lo acosan los «remordimientos», por lo que pidieron clemencia en el proceso.

El caso Manafort surgió a raíz de la investigación llevada a cabo por el fiscal especial Robert Mueller sobre una posible connivencia entre Moscú y el equipo de campaña de Trump en las elecciones presidenciales de 2016.

En un duro mensaje, la oficina de Mueller enfatizó la gravedad de los delitos cometidos por Manafort y el hecho de que violó repetida y deliberadamente la ley, por lo cual había pedido una sentencia ejemplar.

Manafort «intenta echarle la culpa a los demás», no demostró que no pueda recibir los cuidados adaptados en prisión y presenta «riesgo de reincidencia», escribió el fiscal Mueller, para el que no había «ningún motivo para no aplicar» al exasesor de Trump «una condena ajustada a su conducta delictiva».

– Vínculos con Ucrania –

A lo largo de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en la carrera electoral estadounidenses de 2016, Mueller se interesó por el rol de Manafort, quien dirigió durante dos meses la campaña de Trump, pero que también tenía vínculos con ucranianos cercanos a Moscú.

En este marco, el exjefe del FBI descubrió pruebas de malversaciones financieras anteriores a 2016, entre ellas la omisión al fisco de más de 55 millones de dólares distribuidos en una treintena de cuentas en el extranjero. También se estableció que Manafort había engañado a los bancos sobre sus finanzas para obtener préstamos.

Mueller demostró asimismo que Manafort había escondido sus actividades de consultoría para el expresidente ucraniano Viktor Yanukovich, apoyado por Moscú, lo que constituye una infracción de la legislación estadounidense sobre grupos de presión.

Esta parte del proceso es objeto de una investigación separada ante un tribunal federal de Washington. En septiembre, Manafort aceptó declararse culpable y cooperar con Mueller, con la esperanza de obtener una reducción de condena.

Pero Manafort no cumplió con lo prometido, según la justicia, y siguió mintiendo a los investigadores, en especial sobre sus vínculos con un antiguo socio llamado Konstantin Kilimnik, del que Estados Unidos sospecha que tiene vínculos con los servicios de inteligencia rusos.

– «Valor»

La sentencia en este segundo proceso judicial que se ventila en un tribunal de Washington se conocerá el 13 de marzo, y podría recibir una pena máxima de 10 años.

La esperanza para Manafort es un eventual perdón presidencial de Trump, quien dijo que no descartaba esa posibilidad.

En noviembre, el presidente alabó el «valor» de su exdirector de campaña, uno de los pocos que resistió las presiones de Mueller, a quien acusa de impulsar una «caza de brujas».

Nada que ver con su antiguo hombre de confianza Michael Cohen, que se volvió contra el presidente: perseguido por perjurio, infracción al código electoral y fraude, el exabogado personal del magnate aceptó declararse culpable y fue condenado en diciembre a tres años de prisión, una pena relativamente clemente debido a su colaboración con los investigadores.

Además de Manafort y Cohen, cuatro excolaboradores de Trump han sido acusados por Mueller, entre ellos su exconsejero de seguridad nacional Michael Flynn, que espera que se dicte su pena por haber mentido al FBI sobre sus contactos con el embajador ruso.