En los últimos 30 años República Dominicana ha sido azotada por fuertes sequías que han dejado miles de millones de pesos en pérdidas en la agropecuaria y, dos de ellas, las de 1997 y 2015, sin incluir la actual, son consideradas las más severas.

En una revisión a las publicaciones periodísticas de la década de 1990, los diferentes medios difunden la alarma del sector agropecuario por la disminución de las precipitaciones, especialmente en 1997, cuando se perdieron 1,400 millones de pesos y se dejaron de sembrar 1,486,000 tareas.



A la de 1997 le sigue en gravedad la sequía de 2015, año en el que disminuyó el caudal de los ríos que alimentaban los acueductos Isabela, Duey, Haina, Isa- Mana, Valdesia, Jigüey-Aguacate y los niveles de las presas se colocaron en rojo, al disminuir a 314 metros, cuando el mínimo previsible es de 320. Los reportes periodísticos indican también que sólo las presas de Hatillo y Rincón se mantuvieron con ciertos niveles de agua en sus embalses.



La sequía afectó más en ese período a la región norte del país. En tanto que en el Gran Santo Domingo, el déficit de agua fue de 122 millones de galones y, a pesar de que disminuyó drásticamente el vital líquido que llegaba por las tuberías a los diferentes barrios “se perdía el 54 % del agua servida, de los pocos más de 450 millones de galones que se producen para la demarcación”.

En ese año volvieron, incluso, las largas filas de personas que, con galones y latas, se paraban en una esquina de un sector en donde había un grifo o una manguera con agua. En el mes de agosto, los efectos de la tormenta Erika aliviarion la escasez con sus importantes precipitaciones.

En enero del 2016, las secuelas de la sequía del año anterior se extendían y, a pesar de que “en condiciones normales” se registran en ese mes los mayores niveles de lluvias en las regiones norte y noroeste, mientras que en el sur disminuyen.

Así lo explicaba en una entrevista para el periódico Diario Libre la directora de la Oficina Nacional de Meteorología, Gloria Ceballos, el 5 de febrero del 2016. “El municipio Villa Rivas de la provincia Duarte, donde el estándar de lluvias es de 150.9 milímetros cúbicos, apenas alcanzó 31.7 para una desviación porcentual del 79%”, se publicó en ese entonces. En La Vega, Hermanas Mirabal y Monseñor Nouel hubo 60 % de lluvias menos en ese entonces.

No obstante, en los meses de octubre y noviembre del 2016 el promedio de las precipitaciones en República Dominicana fue en un 40 por ciento superior a un año normal, según un trabajo de investigación de Oxfam.

Los intensos aguaceros generaron pérdidas por más de RD$20,000 millones, calculó el Gobierno, además de 13 fallecidos, ocho de ellos menores de edad.

La investigación hecha por Oxfam se difundió en dos videos titulados “Después de la seca… con el agua al cuello”.

La actual sequía

La Oficina Nacional de Meteorología indica que la “sequía actual se extiende a las regiones noreste, norcentral, y central y continúa en el sur, suroeste y noroeste”, que “desde noviembre del 2018 continúan con sequía extrema y absoluta”.

En un informe en su página web, indica que los datos normales del período 1971-2000, muestran que los acumulados esperados a nivel nacional son de 4,660.7 mms, sin embargo, durante el mes analizado (febrero 2019) solo se acumularon 2,242.3 mms, es decir, hubo un déficit pluviométrico de 52% (basado en el análisis de 67 estaciones meteorológicas). Agrega que es muy probable que se mantenga la situación actual “hasta la primavera de este 2019”.

Pocas lluvias desde verano de 2018

Las pocas precipitaciones de este año en el país se remontan desde mediados del 2018 debido a la ausencia de ondas tropicales, en el verano, que es la sequía meteorológica, explicó Antonio Cocco Quezada, exdirector de la Oficina Nacional de Meteorología (1986-1997).

Dice que la situación se agravó en los primeros meses de este 2019 con los sistemas frontales, que también generan lluvias y que “no llegaron a la isla Hispaniola”.

“Hoy (el pasado sábado) hay uno (un sistema frontal) que se está moviendo entre las Bahamas y Cuba. Entonces las precipitaciones importantes que generan los frentes en noviembre, diciembre y enero no se han dado. Eso se ha sumado al déficit pluviómetrico que dejaron las ondas tropicales el año pasado”, expuso.

Recordó, además, que República Dominicana “es un país tan complejo” que en un fenómeno de Niña o Niño que pueda estarlo afectando puede ser que en un lugar generen sequía y a la vez haya lluvias abundantes en otras partes.

Las autoridades calculan las pérdidas en este año 2019 en la Línea Noroeste en más de RD$47 millones, además de que se han dejado de producir casi seis mil litros de leche por día. Las pérdidas son consecuencias a casi 1,200 reses que han muerto por falta de agua y alimentos en esa región, la más afectada.

“En la Línea Noroeste se han muerto 1,190 vacas, si tú calculas el precio de una vaca lechera normal te cuesta RD$40,000, una vaca normal. Ahora, si ustedes calculan la producción de leche: si una vaca normal te produce cinco litros de leche por día, tú puedes calcular lo que se dejó de producir por esas vacas que se murieron, dijo en esta semana a Diario Libre el ministro de Agricultura, Osmar Benítez.