Por Charles Stanley: Si usted es cristiano, es probable que cada semana haga lo que los creyentes han estado haciendo durante los últimos 2.000 años: ir a la iglesia. Y si se crió como yo, ha estado haciéndolo desde su infancia. Pero ¿ha sentido alguna vez que quienes asisten a su iglesia le necesitan? ¿Le importaría a alguien que usted dejara de ir?

Sentirse poco valorado no es un problema nuevo en la Iglesia. Había personas en la iglesia de Corinto que sentían que tenían poco que ofrecer, en comparación con otras que parecían más dotadas (1 Co 12.12-27). No se sentían calificadas para servir porque, en su opinión, siempre había alguien más que podía hacer las cosas mejor. ¿Es así como se siente usted? Escucha hablar de una necesidad, pero piensa: Oh, yo nunca podría hacer ese trabajo.



La verdad es que cada miembro del Cuerpo de Cristo tiene una función, y ningún trabajo carece de importancia. Dios coloca a cada cristiano en una iglesia de manera intencional y con un propósito. Además, le ha dado a cada creyente un don espiritual con el cual servir. Si un miembro no usa su don, entonces todo el cuerpo sufre como resultado.

Las personas de su iglesia le necesitan, y usted también las necesita a ellas. Mi oración es que, por medio de estas meditaciones, usted aprenda más acerca de esta estupenda entidad conocida como Iglesia, y reconozca la importancia y la bendición de ser parte integral de ella.



Fuente: Encontacto.org